La Unitat de Protecció Familiar (UPF) de la Policía Local de Palma gestiona cada año más de doscientas denuncias por violencia de género en la ciudad. Durante el año pasado se recibieron 217 denuncias, y este año la tendencia va al alza. Hasta julio de 2018 llevaban ya 136. Este mismo grupo policial, especializado en agresiones de género y en el ámbito familiar, realizó seguimientos en 2017 a 313 mujeres en riesgo, mientras que hasta julio de 2018 han controlado a 212 víctimas. De ellas, el año pasado hubo 167 mujeres con órdenes de protección, que impiden que sus agresores se acercen a ellas. Hasta julio de este año tenían órdenes judiciales de protección otras 98 mujeres.

La Unitat de Protecció Familiar de la Policía Local de Palma se creó en 2006. Está integrada por seis agentes, con otros dos de refuerzo temporal. Se encargan de investigar todas las denuncias por violencia de género (agresiones de hombre a mujer en el ámbito de la pareja, actual o pasada) y violencia doméstica (malos tratos entre familiares, como padres o abuelos). A lo largo de 2018 han detenido por estos delitos a 230 adultos y a tres menores.

Estos atestados, según explica la jefa de la unidad, la oficial Catalina Sastre, se derivan tanto de las actuaciones policiales que llegan a través del 092 como a partir de las denuncias presentadas en las oficinas de la Policía. "Las intervenciones están protocolizadas", comenta Sastre. "Desde el momento que llega una mujer a puertas y explica que quiere denunciar un caso de violencia de género se le da la máxima prioridad, no tiene que esperar. Primero se le ofrece asistencia psicológica y luego se le toma la denuncia en una oficina aparte, en la que tenga privacidad".

Niveles de riesgo

A partir de los hechos denunciados se establece el nivel de riesgo en el que se encuentra la denunciante con un programa informático, el Sistema Viogen, común para Policía Nacional, Guardia Civil y Policías Locales. La mujer queda catalogada en cinco niveles de riesgo: no apreciado, bajo, medio, alto y extremo. Cada uno lleva aparejado unas medidas de protección. El extremo implica que la víctima tenga un policía adscrito 24 horas. La acompaña al trabajo, a la compra o en cualquier otra salida. El atestado se presenta al juzgado, que puede establecer otras medidas, como la prisión para el agresor o la libertad con una orden de alejamiento.

Posteriormente se mantiene el seguimiento por parte de la UPF, siempre en función del nivel de riesgo detectado. Si el agresor está libre, durante los primeros días recibe la visita de agentes de la Unitat d'Intervenció Immediata (UII) de la Policía. Estos policías le explican al hombre que ha sido denunciado, lo que implica la orden de alejamiento y confirman su domicilio. Se trata de una actuación preventiva, en la que se le hace ver al hombre que la Policía está pendiente del caso y la víctima no está sola. La información se traslada también al policía de barrio de la zona.

Mientras, a la víctima se le facilita el teléfono de uno de los agentes de la UPF que actuará como un policía tutor, y al que puede llamar a cualquier hora. Es una medida para tranquilizarla, aunque se le incide en que en caso de emergencia alerte al 092.

Las víctimas cuentan además en Palma con un programa municipal, el Servicio Integral de Atención a las Víctimas de Violencia de Género, que incluye asistencia psicológica, ayudas para los hijos, rentas de inserción para víctimas en situación de vulnerabilidad, ayudas para el alquiler o el ingreso en un centro de acogida.

Ese es el protocolo, que contrasta con la escasez de medios y que hace que cada agente tenga que encargarse del seguimiento de entre 30 y 40 mujeres en riesgo.

La oficial Catalina Sastre admite que el trabajo de protección a las víctimas de violencia de género se cuestiona cuando el sistema falla, cuando hay una mujer asesinada, "pero no se puede cuantificar las vidas que salvamos. Es un problema al que se dedica gran cantidad de trabajo y recursos".

La compensación viene, en palabras de la oficial, "con solo una de estas mujeres que te llama y te agradece lo que has hecho por ella, cuando ha conseguido salir de ese infierno". Y pide más implicación social. "Algunas de estas mujeres están solas, pero otras tienen familia, amigos, compañeros de trabajo. Puede haber mucha gente que sabe que una mujer está sufriendo malos tratos y no hacen nada para no meterse en líos o porque lo consideran un asunto privado. Esos vecinos que oyen gritos, que oyen niños que lloran, tienen que llamar a la Policia, porque puede que logremos salvar una vida".