Un acusado se declaró ayer culpable de un delito de agresión sexual, por haberse lanzado sobre una compañera de trabajo, a la que empezó a besar en la cara y en la boca, y a tocarle las nalgas y los pechos por encima de las prendas en el Port de Pollença.

Los hechos por los que fue condenado ayer al mediodía se sitúan en la tarde del día 27 de junio de 2017 y ocurrieron en un restaurante ubicado en la localidad del Port de Pollença. El acusado, de 37 años de edad, trabajaba como cocinero en este restaurante. La víctima, mucho menor que el acusado, también trabajaba en el mismo negocio, aunque en otro departamento.

Según se describe en el escrito de acusación, el cocinero "con ánimo libidinoso" se acercó a su compañera de trabajo. Agarró a la mujer por la cintura para conseguir besarla en la cara y en la boca, al tiempo que le realizaba tocamientos en sus partes íntimas. La mujer forcejeó con el acusado, consiguiendo zafarse del agresor, según detalló la mujer en su denuncia.

Esta agresión no le provocó a la víctima lesiones físicas, pero sí psicológicas. La mujer sufrió una crisis de ansiedad que evolucionó hacia un trastorno por estrés postraumático. Para hacer frente a esta situación la mujer recibió una primera asistencia médica. Se le diagnosticó que sufría un cuadro clínico reactivo y evolutivo. El médico le administró ansiolíticos, pero después tuvo que ser atendida por un especialista en psiquiatría para poder superar esta situación que le provocó el ataque del agresor sexual. Fue la mujer quien denunció a su compañero de trabajo ante la Guardia Civil de Pollença, que el mismo día de los hechos detuvo al acusado, que quedó libre tras prestar declaración ante el juez.

El acusado tendrá que indemnizar a la víctima con más de 7.000 euros por las lesiones psicológicas. Además, tendrá que realizar un curso formativo sobre violencia sexual. La juez decidió suspender el ingreso en prisión, mientras no vuelva a delinquir en dos años.