La Policía Nacional ha tenido acceso a decenas de mensajes enviados por Rafael Pantoja a Sacramento Roca que evidencian una situación de acoso creciente. El hombre pasó de mostrarse afectado por la ruptura de su relación a mediados de octubre y pedirle que la reanudaran a remitirle misivas amenazantes e intimidatorias. Sacri detalló en la denuncia presentada cuatro días antes del crimen el hostigamiento del hombre. No hizo referencia a estas amenazas, pero enumeró diversos episodios de persecución. "Me siento acosada", le dijo al policía que le tomó declaración. También sus familiares estaban preocupados por esta situación, hasta el punto de que el padre de la mujer la llevó al trabajo el mismo día de su muerte por temor a Pantoja.

Roca acudió a las diez y media de la mañana del pasado día 12 a la Jefatura Superior de Policía de Palma para denunciar el acoso que llevaba un mes padeciendo. La mujer sitúa los hechos entre el 13 de octubre, cuando puso fin a su relación con Pantoja, y el 11 de noviembre. Empezó explicando que este último día dejó el coche en el aparcamiento de Conforama y al marcharse se percató de que le habían pinchado tres ruedas. Añadió que en el recinto no hay cámaras de videovigilancia exterior, por lo que no existen imágenes del sabotaje.

Acto seguido explicó que el 11 de noviembre recibió dos mensajes de Whatsapp de desconocidos con un cartel ofreciendo sexo en el que aparecía su número de teléfono. Según le dijeron, habían visto los anuncios en el parque de Ses Estacions y en Son Oliva.

Sacri apuntó a su expareja, al que identificó con nombre y apellidos, como el responsable de estos actos. "Desde que rompimos se ha obsesionado conmigo", afirmó. La mujer dijo que Pantoja la había llamado "muchas veces para retomar la relación" y que acudía habitualmente a su puesto de trabajo y a veces hablaba con ella. Ante su insistencia, acabó bloqueándole para evitar nuevas llamadas y mensajes.

La víctima explicó también que los días 8, 9 y 10 de noviembre recibió un correo electrónico de su expareja en el que aparecía una imagen de las pertenencias que él todavía tenía en su casa y una fotografía de ella y su hija a las que había tachado las caras.

Roca afirmó que también su entorno laboral y familiar había sufrido el acoso de Pantoja. El 5 de noviembre, una trabajadora de Conforama recibió un mensaje de Facebook del hombre, en el que le decía que estaba muy enamorado de Sacri. Le pedía ayuda para recuperarla y solicitaba información sobre su horario laboral. No obtuvo respuesta y el 9 de noviembre Pantoja se presentó en Conforama y sonrío a la trabajadora en cuestión, que encontró después su coche rayado. La mujer detalló que el último contacto con su expareja fue el 10 de noviembre. Tanto ella como su madre recibieron correos y mensajes en los que decía que quería verla para devolverle sus cosas. "Me siento acosada", sentenció en la denuncia Sacri, que dijo no haber tenido problemas con Pantoja durante el año que duró su relación.

La situación no había pasado desapercibida para los allegados a la víctima, a los que la mujer parecía querer mantener al margen y no contaba todo lo que ocurría. Su padre llegó a acompañarla al trabajo el día del asesinato por el temor a Pantoja. Tras el crimen, varios testigos han señalado a la Policía que la mujer estaba anulada por el hombre durante su relación, hasta el punto de dejar de acudir a las reuniones familiares.