Un hombre ha sido juzgado este viernes en Palma por conducir bajo la influencia del alcohol y provocar un accidente en el que falleció un motorista a mediados de 2017 en el Camí dels Reis, entre el polígono de Son Castelló y el hospital de Son Espases.

El acusado, que dio una tasa positiva de 0,45 mg/l tras someterse a la prueba de alcoholemia, ha alegado que dos horas antes del siniestro se tomó "cuatro cañas" con los compañeros al salir del trabajo. "Con cada caña te ponían una tapa", ha recordado.

Según su versión, se encontraba en condiciones de conducir a últimas horas de la tarde del pasado 23 de mayo de 2017. "Venía de casa de mis padres, sentido a Son Espases, recogí a mi padre porque lo tenía que acompañar. Lo que recuerdo es que iba discutiendo con mi padre porque me pasé una entrada particular, seguí adelante, vi el desvío hacia la derecha y me metí hacia dentro. Luego, hice un stop, quise girar a la izquierda, pero vi una señal enfrente que me obligaba a girar a la derecha. Me quedé parado en medio de la carretera y fue cuando el motorista impactó. La moto embistió la parte izquierda del coche", ha manifestado el hombre.

El grave accidente se produjo sobre las nueve de la noche. "Hice el stop y miré a los lados. No vi nada. Luego, ya vi de frente la señal de obligación de girar a la derecha. Estoy mal del ojo izquierdo", ha subrayado. Según su versión, antiguamente se podía girar a la izquierda. "Me fijé en el stop, pero no en la señal de enfrente. Cuando ya iba a pasar, me encuentro la señal delante. Al verla, frené, me quedé parado en medio de la carretera para rehacer la maniobra. El coche es automático", ha detallado.

"Yo no vi al motorista, puede ser que sea por el problema de visión que tengo. Llevo cuatro operaciones, tengo un glaucoma, tengo el campo de visión afectado. Si hubiera seguido adelante haciendo la infracción y girando a la izquierda no hubiera pasado nada. Mi error fue pararme en medio de la carretera", ha reconocido el encausado.

Tras la colisión, la Policía Local de Palma le realizó la prueba de alcoholemia. Dio positivo. "Yo no he probado una gota de alcohol desde ese día", ha asegurado ante la sala. Según indicó, en su primera declaración dijo que lo sentía mucho y que estaba arrepentido.

El fiscal solicita para él una pena de dos años y nueve meses de prisión por un delito contra la seguridad del tráfico en concurso con un homicidio imprudente. La acusación particular reclama una condena de tres años de cárcel. Mientras, el abogado defensor pide seis meses de prisión.

Un joven testigo ha recordado en la vista oral que el motorista, que murió un mes después en el hospital debido a las gravísimas lesiones sufridas, circulaba a una velocidad normal. "Bajo mi punto de vista, el conductor del coche estaba bajo los efectos del alcohol. Tenía los ojos vidriosos, estaba acojonado, se quería evadir, no intervino para nada. Lo vi bajar del coche, recuerdo que le dijo su acompañante 'la que has liado'", ha apuntado el testigo.

Otra conductora ha confirmado que vio el coche atravesado en medio de la calzada y tras la colisión salió despedido el casco de la víctima. Un agente de la Policía Local de Palma apreció síntomas de alcohol en el sospechoso.

Por su parte, una forense ha recalcado que el motorista sufrió múltiples fracturas, un traumatismo craneoencefálico y otro torácico abdominal, unas lesiones muy graves que le produjeron la muerte un mes después en el hospital. "Estuvo casi un mes en la UCI, la causa del fallecimiento fueron las lesiones causadas en el accidente del 23 de mayo de 2017", ha concluido la facultativa. El juicio este viernes no ha quedado visto para sentencia y continuará en un segunda sesión el próximo 12 de diciembre.