Nunca sabremos qué sería de la vida de Sacramento Roca si lo que dicen que hay que hacer ante la violencia machista se hubiera hecho. Como tantas, llegó a una comisaria y contó su calvariollegó a una comisaria y contó su calvario. Un clásico: pareja que no soporta la ruptura la acosa hasta la extenuación.

De todos los padecimientos relatados, el agente se centró en el bien más valioso de todo protocolo machirulo: el coche. El hombre que vigilaba sus movimientos, que se presentaba en su trabajo y en su casa, que la inundaba de mensajes amenazantes, había pinchado las ruedas de su coche, y eso sí que no.

Se califica como daños y se envía a un juzgado ordinario. No se decreta ninguna medida de las previstas para proteger a las mujeres en situación de riesgo por violencia machista. Alegan algunos que es culpa de la falta de medios, y faltan en abundancia, es cierto, pero no cuela. Faltó rigor y sensibilidad en la valoración del caso. Sacramento Roca no necesitaba más policías atendiendo su denuncia. Bastaba uno que la hubiera tratado como merecía.