Un amplio dispositivo de la Guardia Civil, en el que había agentes de Homicidios, del Laboratorio de Criminalística y perros adiestrados ha examinado esta mañana una chabola en un asentamiento ubicado junto al polígono de Son Rossinyol, en Palma, donde sospechan que fue asesinado el indigente que apareció el 29 de octubre junto a la carretera de Cala Pi, en Llucmajor.

Los agentes encargados de la investigación por el asesinado de Vasile Manole Costica, el indigente rumano que apareció junto a la carretera de Cala Pi, tratan de ubicar el lugar del crimen, que podría estar en una chabola de Son Rosinyol. La víctima falleció tras recibir una paliza y varias puñaladas, entre ellas una de degüello.una paliza y varias puñaladas, entre ellas una de degüello.

Los investigadores llegaron a la conclusión rápidamente de que el crimen no se había cometido en el lugar donde apareció el cuerpo, sino que este había sido transportado allí después de su muerte. Posteriores gestiones permitieron identificar a la vícitma como un indigente con antecedentes por delitos menores, que podría residir en una chabola de Son Rossinyol.

Durante esta mañana, los agentes y un perro especializado en detectar rastros de sangre han inspeccionado una de las chabolas del poblado en busca de restos que permitan confirmar dónde se cometió el asesinato.

Los expertos del Laboratorio Criminalístico han tomado muestras en la infravivienda donde presuntamente se cometió el cirmen de Vasile Manole. Algunas de las zonas habían sido marcadas por el perro adiestrado. Si los análisis determinan que es la sangre de la víctima, los investigadores regresarán al poblado para proseguir con más pesquisas.

Asimismo, los expertos de la Policía Judicial han realizado una minuciosa inspección ocular en algunas chabolas de este asentamiento. Este pequeño núcleo de infraviviendas solo alberga a moradores de origen rumano en su totalidad. Se encuentra al final de Son Rossinyol, a escasos metros del desvío a la ITV de Son Castelló.

Una de estas chabolas la habían construido incluso sobre la misma acera con elementos de construcción muy dispares, presumiblemente recogidos en la vía pública. Mientras, otras infraviviendas estaban enclavadas en una zona de matorrales y un pequeño torrente discurría por mitad del pequeño asentamiento. Las pesquisas de los invesigadores del Instituto Armado apuntan a que en una de estas últimas se pudo cometer el homicidio del hombre rumano, cuyo cadáver apareció oculto entre matorrales en Cala Pi.

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