Un juzgado de Palma ha iniciado este miércoles el juicio contra un neurocirujano por una presunta negligencia médica por la muerte de una paciente de 61 años tras una operación de hernia discal en una clínica de la ciudad en enero de 2015.

La fiscalía acusa al facultativo, de 47 años, de un delito de homicidio por imprudencia grave por el que solicita una pena de dos años de prisión y una indemnización de más de 150.000 euros. La defensa pide su libre absolución.

El médico acusado ha alegado este miércoles que se seccionó la arteria ilíaca "de forma accidental" al extraer un fragmento de disco dañado. El desgarro del vaso provocó una hemorragia masiva en la paciente, por lo que tuvo que ser reintervenida horas después. Seis días después, la mujer, que era doctora y profesora de la UIB, falleció por un fallo final multiorgánico consecuencia directa de la intensa hemorragia, según la tesis del ministerio público.

"Nunca había tenido un accidente como este, este es el único", ha asegurado el neurocirujano, con una experiencia de 17 años en la profesión y unas 200 operaciones de este tipo realizadas.

"Cuando se extrae el disco de forma fraccionada con una pinza, se van sacando los trozos, no hay visualización directa, todo se hace por tacto, no se ve la arteria ni tampoco el ligamento. Con la pinza hubo un desgarro accidental en la pared más externa de la arteria", ha manifestado el encausado.

El especialista ha negado que hubiera seccionado el 60 por ciento del perímetro de la arteria ilíaca. "Esta cifra no es correcta, no la doy por buena. Si hubiera sido un 60%, el paciente se desangra en cuestión de minutos y no hubiera llegado a la UCI", ha añadido.

"La intervención se hizo como siempre. Es una operación que se considera de bajo medio riesgo. Yo afirmo que actué correctamente", ha destacado el facultativo. "La última intervención la hice ayer con la misma técnica, los mismos instrumentos y en la misma clínica. Era más compleja, eran tres discos. El paciente ya está en planta y hoy o mañana recibirá el alta. No he cambiado mi protocolo de actuación", ha manifestado el acusado.

"En una operación de este tipo no es necesario invadir el espacio retroperitoneal. Puede suceder. No es que lo diga yo, lo dice la literatura médica. Este hecho puede suceder. La arteria ilíaca jamás se ve ni se debe ver porque está fuera del plano quirúrgico. Lo normal es que todo salga perfectamente bien", ha aclarado el neurocirujano, que también trabajaba en el hospital de Son Espases.

"La paciente no tenía ninguna particularidad", ha recordado el médico. Según su versión, durante la intervención hubo una lesión en el vaso abdominal. "Si esto pasa, de forma inmediata hay que intervenir. Desconozco si en ese momento había preparado en la clínica un cirujano cardiovascular", ha subrayado.

Cuando ya estaba acabando la intervención de hernia discal, el anestesista le comentó que pasaba algo, que algo no iba bien, según ha recordado. "Cuando él detecta eso, me comenta que acabe la intervención. Él detectó una bajada de tensión. No me planteé un sangrado porque no vimos absolutamente nada. Barajamos al principio un embolismo pulmonar o un infarto de miocardio. Al acabar la intervención, el anestesista decidió que fuera a la UCI la paciente. Luego, se sospechó del sangrado cuando llegó el primer hemograma", ha detallado el neurocirujano.

Por su parte, el anestesista, que ha declarado como testigo en el juicio, ha recalcado que no vio sangre "en ningún momento". Al principio sospechó que se trataba de una complicación cardiovascular cuando la paciente estaba inestable. Luego, en la UCI constataron que la paciente perdía sangre. "Fue un desgraciado accidente. Fue una circunstancia absolutamente excepcional. A mi modo de ver, fue un accidente. No se podía haber hecho más", ha concluido el especialista.