La declaración de un acusado de narcotráfico en un macrojuicio celebrado esta semana en la Audiencia fue apoteósica. El hombre, considerado el 'cocinero' de la banda, intentó desmontar las pruebas en su contra con una sorprendente locuacidad. Cuando le preguntaron por las sustancias de corte halladas en su domicilio, ofreció una curiosa explicación. "Yo soy consumidor de cocaína. Entonces, si tenía un gramo, le echaba estos productos y psicológicamente ya tenía cinco. Bueno, psicológicamente y materialmente también", se autocorrigió.

Una sala desbordada

El juicio fue uno de los más concurridos de los últimos años en Palma. Había 37 acusados y casi una veintena de abogados. La Audiencia se quedó pequeña por momentos. En el control de acceso se formó una enorme cola para entrar en el edificio y en la sala de vistas más grande que hay apenas quedó espacio para el público. Varios allegados a los procesados se quedaron fuera.

El juez da la campanada

La vista empezó con bastante retraso, porque el único sospechoso que está en prisión no llegaba. Hubo un problema en su trasladado y finalmente fueron los dos agentes de la Guardia Civil destinados en la Audiencia quienes fueron a buscarlo al centro penitenciario. Ya en pleno juicio, hubo un pequeño receso que convirtió la sala en una jaula de grillos. A la hora de reanudar la sesión, el presidente del tribunal tuvo que echar mano de un objeto poco utilizado: la campana. Con ella logró captar la atención de los presentes para que regresaran a su sitio, provocando alguna que otra sonrisa por lo inusual de la situación.

Erizo rescatado

La Policia Local de Inca Varios ciudadanos alertaron a los agentes de que en las inmediaciones del instituto Berenguer d'Anoia había un erizo aparentemente en mal estado. Los policías que acudieron al lugar lo encontraron en plena calle, herido y muy asustado. El animal fue trasladado a la comisaría, desde donde se alertó al Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Iles Balears (Cofib), que se hizo cargo de él. La Policía Local recordó que el erizo esta incluido en el catálogo balear de especies protegidas.

¿Quién paga la cuenta?

Un hombre fue a comer el jueves a un conocido restaurante de la zona del puerto de Palma. El cliente se pegó un buen atracón y cuando llegó la hora de pagar explicó que no tenía dinero ni intención de abonar la factura. Desde el establecimiento informaron de lo ocurrido a la Policía Portuaria y varios agentes acudieron al restaurante. Los funcionarios elaboraron un atestado y lo remitieron a la Policía Nacional, que podría acusar ahora al hombre de un delito de estafa.