El inspector Antoni Sureda ha dejado esta semana la jefatura de la Policía Local de Manacor al pasar a la reserva activa tras 33 años de servicio, pero no se retira. Seguirá como coordinador de Protección Civil y asesor del nuevo jefe, al tiempo que prepara la publicación de un libro sobre los guardias municipales de la ciudad represaliados tras el golpe de Estado de 1936.

Usted entró en la Policía Local de Manacor en 1985. ¿Cómo era el trabajo policial entonces?

Era completamente diferente. Manacor era un pueblo grande en el que todo el mundo se conocía. Cuando había algún robo, sabías casi de inmediato hacia dónde tenías que mirar para encontrar a los responsables. Fue hacia el año 2000 cuando hubo un incremento muy grande de la población y entró una gran corriente migratoria de otros países y tuvimos que adaptarnos a las circunstancias.

¿Cuáles eran los principales problemas de seguridad es ese tiempo?

Sobre todo pequeños robos en coches y locales. Y también conflictos familiares, tema de ruidos, y empezamos ya con las alcoholemias. El tráfico empezaba a ser ya intenso, se notaba ya la afluencia turística y la gran cantidad de coches de alquiler. Eso le dio un gran vuelco al tema de la circulación de vehículos. En el año 85 podía haber unos cien accidentes de tráfico al año en el término municipal y en el año 97 ya estábamos en unos 400. Pero en el 2000 nos fuimos a casi 900 accidentes de tráfico, una cifra en la que nos mantenemos en la actualidad.

Y con todos estos cambios, ¿considera que Manacor sigue siendo una ciudad segura?

Aunque las estadísticas dicen que los delitos se han incrementado, la efectividad policial también es mucho mayor. Manacor sigue siendo una ciudad segura. Se puede circular tranquilamente por la noche.

Hace pocos días tuvimos el caso del tironero que causó la muerte de una mujer, un caso que provocó una gran alarma social.

Sí, causó una gran alarma. Nosotros colaboramos con la Policía Nacional en todo lo que nos pidieron. Tratar de identificar a personas con la descripción que se tenía del autor. Pero el robo fue un viernes y el domingo había sido detenido. Eso permitió que la alarma social no fuera a más.

¿Considera que los medios materiales y humanos con que cuentan son suficientes?

Estamos bien dotados, aunque necesitamos más material. Antes era impensable que un policía patrullase con chalecos antibalas, hoy en día es imprescindible. Cada día la Policía necesita más material para trabajar, también en nuevas tecnologías. Y respecto al personal, para responder con garantías a los servicios deberíamos ser 125 agentes, y actualmente somos 90. Tenemos un déficit de personal. Tenga en cuenta que Manacor es cabeza de partido judicial y tiene el segundo término municipal más extenso de Mallorca. Nos hacen falta más policías.

¿Y hay algún plan para incorporar estos agentes?

Bueno, parece ser que sí, pero de momento no se ha llevado a la práctica. Además, tenga en cuenta que los cuerpos de Policía Local están envejeciendo. En los años ochenta hubo un boom, entró mucha gente joven a trabajar, pero esta generación, de la que yo formo parte, nos estamos volviendo viejos. Hay que renovar, y renovar no con policías interinos, sino fijos. Un policía no puede ser interino tantos años.

¿Qué media de edad tiene la plantilla?

Pues casi unos 40 años. Necesitamos una renovación. La Policía Local tiene que ser una organización viva, se tiene que estar renovando siempre, no se puede estancar. La sociedad cada día te exige más.

Usted ha vivido de cerca el desastre provocado por las inundaciones en Sant Llorenç.

Han sido los días más amargos de mi carrera profesional, junto al gran vendaval que provocó también grandes daños en el año 2001. Nosotros nos pusimos en marcha esa misma noche y nos centramos en la logística, que en muchas ocasiones es tan importante como el trabajo en primera línea. La segunda línea tiene que abastecer a la primera de todo el material, desde ropa a comida y agua. Aquí se adaptó el polideportivo para dar asistencia a toda la gente que no podía ir a sus casas, con material de primera necesidad y asistencia de psicólogos. Respondimos bastante bien.

¿Y cómo está la situación en Manacor? ¿Estarían preparados ante unas lluvias tan fuertes como las de Sant Lorenç?

Unas lluvias tan fuertes y localizadas, con más de doscientos litros por metro cuadrado, es algo que no hay quien lo pare. Pero todos los ayuntamientos tendrían que tener planes adecuados para hacer frente a problemas así. En Manacor se hizo un desvío del torrente, que casi siempre va seco. Ahora bien, cuando cae una cantidad de lluvia así, no hay quien lo salve. Por eso es tan importante tener planes de emergencia actualizados. La seguridad al cien por cien no existe, ni en delitos ni ante estas catástrofes, pero tenemos que hacer todo lo posible para estar preparados. Y esperar que no pase.

Decía que han sido los momentos más amargos de su carrera. ¿Cuáles han sido los aspectos más positivos de este tiempo?

Como recuerdo más hermoso me llevo el cariño de la gente de Manacor. En situaciones malas que he vivido por mi trabajo, siempre he sentido el respaldo de la gente. Ha sido un periodo que me ha llenado mucho y me voy satisfecho de mi trabajo. Es verdad que no siempre puedes cumplir todos los objetivos que te propones, pero lo he hecho lo mejor que he sabido. Me siento joven para otros proyectos. Además yo no creo en cargos vitalicios, hay que dejar paso a gente nueva. Se acaba una etapa y empieza otra, que espero que sea buena también.

Usted ha compaginado su labor en la Policía con la publicación de varios libros. ¿Está trabajando en alguno nuevo?

Sí, será un libro pequeñito, que me ha encargado el director de Memoria Histórica, que trata de recordar el papel de la Policía Local de Manacor tras el golpe de estado de 1936. Muchos ignoran que cinco policías fueron asesinados y muchos otros encarcelados por defender al gobierno democrático, por mantenerse leales a la legalidad. Cuando ganó el golpe, los primeros que cogieron, entre ellos un pariente mío, los encerraron porque los cogió el Ejército. En cambio, otros guardias municipales que se mantuvieron fieles a la República fueron fusilados porque los cogió la Falange.

¿Que le aconsejaría a su sucesor al frente de la Policía Local de Manacor?

Que se introduzca en la idiosincrasia del pueblo. Un jefe de la Policía Local que no comprende o no se adapta al municipio tendrá dificultades. Cada municipio tiene su propia manera de ser, y el jefe de la Policía tiene que conocerlo. Es muy diferente en los cuerpos estatales, que tienen una mayor movilidad. Pero el jefe de la Policía Local tiene que involucrarse en el tejido social de la comunidad.

¿Este sería su secreto para haberse mantenido tantos años en la jefatura?

Puede ser. Además tienes que tener un poco de mano izquierda. Tienes que ser duro, pero al mismo tiempo tienes que valorar las circunstancias en cada momento.

Y durante este tiempo, ¿cómo ha sido su relación con las Fuerzas de Seguridad estatales? Porque en Manacor cuentan tanto con Policía Nacional como con Guardia Civil.

Uno de mis objetivos cuando alcancé la jefatura fue trabajar conjuntamente. Antes teníamos constantes problemas entre los cuerpos, pero la relación ha mejorado mucho. Claro que puede haber fricciones, desde el momento en que somos colectivos formados por personas. Pero precisamente parte del trabajo de los jefes es saber cuándo tienen que reunirse, llamarse, y colaborar en todo lo posible.