Investigadores del Laboratorio Criminalístico de la Guardia Civil se han reunido hoy por la mañana en el Instituto Anatómico Forense con el facultativo que realizó la autopsia para que les explicara ante el cadáver la secuencia de las cuchilladas que recibió la víctima hallada en las proximidades de Cala Pi. También han tratado de determinar qué tipo de armas emplearon el asesino o asesinos del hombre rumano y datar con más precisión la fecha de su muerte.

El deteriorado estado del cuerpo llevó a los especialistas a ordenar su traslado a Son Espases para practicarle pruebas radiológicas. La finalidad de este estudio del cadáver es determinar con exactitud el alcance de las cuchilladas y de los golpes que había recibido la víctima.

Tal y como adelántó este diario, el macabro hallazgo del cuerpo lo realizó, sobre las cuatro y media de la tarde del lunes, un buscador de setas. Las maltrechas condiciones en las que fue encontrado el cadáver derivaron en que el primer examen del forense de guardia apuntara a una muerte accidental.

Sin embargo, la autopsia practicada al día siguiente echó por tierra esta valoración inicial y cobró fuerza la hipótesis del asesinato. Las lesiones que presentaba la víctima eran compatibles con haber recibido una paliza antes de ser apuñalado y degollado.

La reconstrucción inicial apuntaba a una posible muerte accidental fruto de una caída fortuita y se atribuyeron las mordeduras que presentaba a la acción de animales. El cuerpo llevaba varios días a la intemperie, expuesto a la lluvia y al viento. La autopsia desterró esta posibilidad y el facultativo que realizó el estudio concluyó sin ambages que se trataba de un crimen.

Próximo a una carretera

Además, la proximidad del lugar donde se encontraba el cuerpo con la carretera que conduce a Cap Blanc parecía indicar a los investigadores que el crimen se habría producido en otro sitio. De acuerdo con esta teoría, el asesino habría trasladado a la víctima inerte en un vehículo y habría arrojado el cadáver a esta zona boscosa apartada.

Pese a que el cadáver estaba indocumentado y a su ajado estado, los investigadores averiguaron que el cuerpo correspondía a Vasile M., rumano de 49 años. Tenía en su haber varios antecedentes por robo. Un posible móvil del crimen, de acuerdo con las pesquisas realizadas, era que podría tratarse de un ajuste de cuentas.

A raíz del dictamen del forense, un importante número de efectivos de la Guardia Civil se desplegó por el lugar donde había sido encontrado el cadáver para realizar una minuciosa inspección ocular.

Efectivos de la Policía Judicial y del Laboratorio Criminalístico se han volcado para tratar de esclarecer este crimen.

Las pesquisas de los agentes del Instituto Armado se centran en el entorno más próximo del fallecido. A partir del data de la fecha del óbito, los investigadores tratan de reconstruir qué ocurrió en sus últimas horas.