La Audiencia de Palma ha condenado este miércoles a un hombre a dos años de prisión por explotar laboralmente y humillar a sus trabajadores en un agroturismo que regentaba a las afueras de Manacor entre 2015 y 2017.

El acusado, de 65 años y de origen rumano, que también se dedica a la venta de pollos asados por distintos pueblos de la isla, ha reconocido los hechos ante el tribunal de la sección primera. El sospechoso ha aceptado una pena de dos años de cárcel, una multa de diez meses con una cuota diaria de diez euros y 12.000 euros de indemnización a uno de sus antiguos empleados por un delito contra los derechos de los trabajadores.

Tras admitir los cargos, el presidente del tribunal ha dictado sentencia ´in voce´. El hombre no ingresará en prisión, ya que la sala le ha suspendido la pena por un periodo de tres años en el que no podrá delinquir y con la condición de que pague la responsabilidad civil en un plazo máximo de dos años. Los magistrados han tenido en cuenta de que el encausado no tiene antecedentes penales y que la pena con la que se ha conformado no supera los dos años de cárcel.

El hombre es el administrador de una empresa que explota un agroturismo a las afueras de Manacor, en la carretera de Felanitx a Petra. Allí, tenía contratados a varios empleados a los que explotaba laboralmente, vulnerando sus derechos, y a quienes vejaba, sometía a un trato despectivo y alojaba en habitaciones en condiciones insalubres. La fiscalía contabiliza a seis trabajadores perjudicados entre 2015 y 2017, la mayoría de ellos extranjeros.

Una de las víctimas trabajó en el establecimiento turístico desde junio a septiembre de 2016. Su jornada laboral era de seis y media de la mañana hasta las siete de la tarde con un sueldo semanal de cien euros. Este empleado no fue dado de alta en la Seguridad Social, no disfrutaba de vacaciones ni se las pagaban y pernoctaba en el agroturismo en unas condiciones pésimas. El acusado le infligía un trato humillante con frases como "eres un muerto de hambre", "inútil", "no vales para nada", "eres un parásito" y no le llevó al médico cuando le cayó aceite hirviendo en el pie, sufriendo quemaduras de segundo grado.

Otro perjudicado, de origen argentino, trabajó de forma temporal para el sospechoso unos ocho años con jornadas maratonianas por 600 euros al mes sin días libres, vacaciones ni descanso dentro de la jornada. El acusado le pagaba la hora a 1,50 euros. También recibió un trato vejatorio con expresiones como "sois unos inútiles", "no valéis para nada", "me das asco" o "el dinero que te pago es una fortuna en tu país".

Una empleada rumana también sufrió un trato coercitivo y agresivo a mediados de 2015 y cobraba a unos tres euros por hora trabajada. Otro joven compatriota viajó de Rumanía a España por una oferta laboral del acusado. Este empleado trabajó para el sospechoso desde diciembre de 2017 con una jornada desde las cinco de la mañana a las nueve de la noche sin poder disfrutar de ningún día libre durante el primer año y medio ni tampoco de vacaciones. Además, estuvo dado de alta en la Seguridad Social, pero el encausado le redujo su cotización sin que lo supiera.

Otro perjudicado, también rumano, trabajó para el sospechoso desde 2012 a 2016 sin tener vacaciones. Y la sexta víctima, un ciudadano uruguayo, estuvo empleado seis meses dos días a la semana de cinco de la mañana a siete de la tarde por un salario mensual de 300 euros, del cual el acusado le descontaba 150 euros por alojamiento sin manutención. Tenía que compartir habitación sin ventilación con una persona y el baño con unas cuatro personas. Cobraba la hora a un euro sin contrato ni alta en la Seguridad Social ni finiquito, según destaca la fiscalía.