El hombre cuyo cadáver apareció ayer por la tarde junto a la carretera de Cap Blanc, cerca de Cala Pi, fue asesinado. Pese a que los primeros indicios recogidos en el lugar apuntaban a que podría tratarse de una muerte accidental, los forenses han descubierto, durante la práctica de la autopsia, señales inequívocas de que la víctima había recibido una fuerte paliza y había sido apuñalada repetidas veces hasta ser degollada.

La muerte habría ocurrido hace varios días y el cuerpo había permanecido a la intemperie bajo la lluvia, por lo que estaba muy deteriorado ya, lo que habría complicado el examen inicial. Finalmente hoy, tras confirmarse la etiología homicida de la muerte, la Policía Judicial de la Guardia Civil se ha movilizado para completar la inspección ocular en el lugar, aclarar las circunstancias del crimen y arrestar al autor o autores.

La víctima del asesinato era un hombre identificado como Vasile M., de 49 años y nacionalidad rumana. Su cadáver, como adelantó ayer DIARIO de MALLORCA, fue descubierto el lunes sobre las cuatro y media de la tarde por una persona que buscaba setas. Se encontraba junto a un muro, cerca de la carretera de Cap Blanc (Ma-6014), a unos dos kilómetros de la carretera de s'Estanyol (Ma-6015), en el término municipal de Llucmajor.

El cadáver tenía señales de golpes y mordeduras en la cara y el cuello. De inmediato se movilizaron varias patrullas de la Guardia Civil y la Policía Local de Llucmajor, así como una comisión del juzgado de guardia.

El cuerpo llevaba varios días muerto, a la intemperie y en medio del temporal de lluvia y viento, por lo que se había deteriorado mucho. En ese primer momento, el forense que examinó el cadáver no detectó señales de violencia en el cuerpo. Los primeros indicios apuntaban a que el hombre podría haber sufrido una caída y, después de muerto, podría haber recibido mordiscos de ratas y otros roedores.

Paliza y puñaladas

Sin embargo, la práctica de la autopsia realizada hoy en el Instituto de Medicina Legal de Palmaha arrojado una conclusión totalmente distinta. Los forenses han descubierto señales inequívocas de que el fallecido había recibido una fuerte paliza y varias puñaladas. Una de las heridas de arma blanca que presentaba era una lesión de degüello. Había sido asesinado.

El mal estado de conservación del cuerpo ha llevado a los especialistas a ordenar su traslado al hospital de Son Espases, donde está previsto que se le practiquen pruebas radiológicas para determinar con precisión el alcance de los golpes y las cuchilladas recibidas.

Mientras, esta revelación ha provocado una nueva movilización de los equipos de Homicidios y el Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil. Los expertos han regresado al lugar donde apareció el cadáver y han realizado una detenida inspección en el lugar, en un intento de localizar cualquier indicio que permita arrojar luz sobre el crimen.

Los guardias han examinado al milímetro el punto en el que apareció el cadáver y han peinado los alrededores, en busca de restos que pudiera estar relacionado con él o con los asesinos.

El hecho de que el cuerpo estuviera muy cerca de la carretera, y en una vía muy poco transitada, ha reforzadola idea de que el hombre podría haber sido asesinado en otro lugar y trasladado allí despues de muerto.

El cadáver no llevaba documentación, aunque las gestiones policiales han permitido identificarle como un hombre rumano de 49 años llamado Vasile M., que al parecer tendría antecedentes policiales.

Los investigadores se centran en su entorno y están tratando de reconstruir las últimas horas del fallecido en un intento de descubrir las circunstancias de su muerte y dar con el autor o los autores del crimen