Un juzgado de Palma con más de 2.700 euros del restaurante de comida rápida en el que trabajaba en Can Pastilla el pasado mes de diciembre.

El sospechoso ha aceptado una pena de un año y medio de cárcel por un delito de robo con fuerza en las cosas en establecimiento y otra de seis meses de prisión por una tentativa de hurto, ya que la noche anterior a los hechos se coló por una ventana abierta y accedió al local, pero no pudo llevarse nada porque la alarma se activó y tuvo que huir del lugar a toda prisa.

Tras admitir los cargos, la magistrada ha dictado sentencia ´in voce´ contra el encausado. En concepto de responsabilidad civil, la jueza le ha impuesto una indemnización de 2.750 euros por el dinero sustraído. El muchacho ya ha ingresado 500 euros para reparar el daño.

El sospechoso no ingresará en prisión. La magistrada le ha suspendido la pena de cárcel, a petición de su abogado defensor, por un periodo de dos años en los que no podrá volver a delinquir y con la condición de que pague la indemnización abonando 150 euros mensuales en un plazo máximo de 20 meses.

Los hechos se remontan al pasado 19 de diciembre de 2017, sobre la una y cuarto de la madrugada, cuando el joven rompió el bombín de la cerradura de la puerta trasera del restaurante de comida rápida en el que trabajaba como cocinero en Can Pastilla, aprovechando que el local se encontraba cerrado, y entró en el establecimiento.

Una vez dentro, arrancó e inutilizó la centralita de alarmas y se dirigió hasta el sótano, donde forzó una puerta haciendo palanca y accedió a una habitación en la que se hallaba una caja fuerte. El ladrón desencajó la caja de la pared y se apoderó de 2.750 euros que había en su interior. Causó desperfectos valorados por la empresa aseguradora en 6.571 euros.

El sospechoso aprovechó que trabajaba en el negocio, ya que conocía detalles de las instalaciones y de las alarmas. Además, el día anterior, el 18 de diciembre de 2017, sobre las tres y media de la mañana, entró en el local por una ventana que había dejado abierta, situada a unos dos metros de altura, pero no consiguió ningún botín ya que no tuvo tiempo de desactivar la alarma y esta sonó en dos ocasiones, por lo que se vio obligado a abandonar el lugar.