La Policía Nacional considera "máxima prioridad" la detención del escurridizo delincuente que ha prendido fuego este año en Palma. Para tratar de capturarle ha puesto en marcha un plan especial.

Numerosos efectivos policiales han centrado sus esfuerzos en tratar de atrapar 'in fraganti' al incendiario. Así, una gran cantidad de agentes de paisano han salido a patrullar de noche con discreción por la capital balear para intentar sorprender al delincuente con las manos en la masa.

Esta acción se refuerza con una mayor presencia de policías uniformados patrullando de noche en Palma. El objetivo de este dispositivo, en este caso, es potenciar la función disuasoria para evitar una nueva quema de contenedores.

Los expertos manejan hasta el momento varias líneas de investigación, aunque ninguna de ellas ha dado hasta el momento resultados concluyentes. Las pesquisas realizadas no han tenido un resultado sólido.

Sustancias acelerantes

El incendiario no posee un patrón determinado de comportamiento que pueda servir para acotar las pesquisas y establecer el perfil del sospechoso de forma diáfana. Los escenarios son cambiantes.

Estas investigaciones se ve complementada con las averiguaciones de la Policía Científica. Los expertos en química tratan de determinar si la sustancia acelerante utilizada para que el fuego se propague con suma rapidez es común a la mayoría de estos incendios. El principal escollo con el que se han topado los especialistas es la degradación del producto usado tras la quema y el enorme calor desprendido.

Otro tanto ha ocurrido hasta el momento con el visionado de las cámaras de videovigilancia de los establecimientos situados en las proximidades de los fuegos en los contenedores. Hasta el momento el estudio detallado de estas imágenes no ha arrojado ningún resultado concluyente.

Además de los daños de cientos de miles de euros que ha causado este incendiario, el principal temor de los investigadores es que haya que lamentar también daños personales. Un comerciante chino resultó intoxicado por un fuego en abril y un policía local sufrió quemaduras esta semana.

La frenética actividad nocturna del incendiario en las calles de Palma ha destrozado solo este año 250 contenedores de Emaya. Solo este hecho ha supuesto a las arcas municipales un desembolso de 250.000 euros para reponer estos depósitos.

El desorbitado volumen de destrozos en los contenedores registrado este año no tiene parangón. Mientras en 2018 los daños han afectado a 250 depósitos, en años anteriores solo habían sufrido desperfectos similares una treintena en cada ejercicio.

Cada depósito tiene un coste de 700 euros. A este precio hay que añadir los 300 euros destinados al transporte e instalación de los mismos, según datos proporcionados por Emaya. Por supuesto que a estos datos hay que sumar los ingentes daños causados a vehículos estacionados en la vía pública, a la fachada de edificios y, en algún caso, daños personales de carácter leve.