Un juzgado de Palma ha condenado a una esteticista a cuatro meses de prisión y una multa por una negligencia profesional por desfigurar el rostro a una mujer entre 2007 y 2010 tras someterla a varios tratamientos de belleza de rejuvenecimiento facial en Eivissa, Alemania y Santa Ponça, sin tener la titulación necesaria.

El magistrado también ha impuesto a la sospechosa el pago de una indemnización de 50.943 euros por las lesiones y secuelas que causó a la paciente perjudicada. Además, el juez ha inhabilitado a la acusada durante dos años y medio para el ejercicio de cualquier profesión relacionada con la estética. La mujer, natural de Eslovenia, ha sido condenada como responsable de un delito de instrusismo y otro de lesiones por imprudencia grave. Se le ha apreciado la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas.

Mientras, su hija, de nacionalidad alemana, ha sido absuelta como cooperadora necesaria de un delito de intrusismo profesional. Ambas han sido defendidas por el abogado Carlos Castell. La sentencia aún no es firme y cabe recurso de apelación ante la Audiencia de Palma.

Según se declara probado, la principal acusada trabajó entre los años 2007 y 2008 en un centro estético de Eivissa, si bien no consta cuál era su ocupación en aquella clínica.

Allí y a través de un anuncio en una revista, la perjudicada, de origen alemán, conoció a la esteticista, ya que tenía intención de hacerse un tratamiento de belleza. La sentencia detalla que no consta que en el anuncio la sospechosa indicara que era doctora.

Los tratamientos faciales se extendieron desde 2007 hasta el verano de 2010, periodo en el que la acusada y la denunciante llegaron a ser amigas.

El primer tratamiento empezó en 2007 y consistió en inyecciones en el rostro con ácido hialurónico y con un material llamado Bioalcamid. Esto se llevó a cabo tanto en la clínica de Eivissa como en el domicilio de la víctima.

Luego, estas intervenciones de belleza continuaron en Colonia (Alemania) en 2008 en una casa que la víctima tenía allí. En esta ocasión, la esteticista le implantó hilos 'aptos', que consiste en material de sutura permanente cuya finalidad es tensar la piel.

Con posterioridad, en 2009, la paciente volvió a Mallorca, a Santa Ponça, donde continuó con los tratamientos, con nuevas inyecciones y con nuevas implantaciones de hilos 'aptos' en el rostro.

Estas últimas intervenciones se hicieron en cuatro lugares distintos sin personal sanitario y sin asepsia: en casa de la víctima, en un hotel del Portitxol, en la vivienda de la acusada y en otro piso que esta tenía. En estos tratamientos, la esteticista aplicó anestesia y en una ocasión suministró antibióticos a la perjudicada.

La acusada no tiene el título académico de Medicina. A consecuencia de lo anterior, la paciente tuvo muchas complicaciones. Sufrió fibrosis, decoloraciones, coloraciones, atrofias y dos infecciones con abscesos en cada una de las cejas. Tuvo que ser intervenida quirúrgicamente tres veces y tardó en curar 609 días, seis de ellos en el hospital. Le han quedado secuelas como un perjuicio estético valorado en 18 puntos.