"La noche del robo estaba en mi casa durmiendo, pero no tengo ningún testigo que pueda confirmarlo". Fernando B., un conocido delincuente de 45 años de edad, que ha pasado más de media vida recluido en distintas cárceles de España, fue juzgado ayer en Palma acusado de tres delitos, por los que la fiscalía reclama una condena de diez años de prisión. Se le juzga por robo con violencia, robo con fuerza y detención ilegal. Se le acusa de haber sustraído un coche en Palmacontra un supermercado de la calle Joan Alcover. A pesar de que el dueño del coche le identifica, el acusado mantiene que "sé que no he cometido ningún delito".

Fernando B. está considerado por instituciones penitenciarias como un recluso peligroso. De hecho, ahora está preso en la Península y se pidió que no se le trasladara a Palma por motivos de seguridad, pero se denegó. Está cumpliendo varias condenas seguidas y no está prevista su libertad hasta el año 2030.

Los hechos que se juzgaron ayer en Palma ocurrieron en la madrugada del día 12 de abril del año 2015. El propietario del coche se encontraba descansando en el vehículo, cuando de pronto aparecieron dos individuos con el rostro tapado. Al tiempo que le amenazaban, le obligaron a que se colocara boca abajo en los asientos traseros del vehículo, un Opel Corsa. Según describió ayer la víctima, el acusado se colocó a su lado, amenazándole con pincharle, mientras que el otro delincuente se sentó en el asiento del conductor y arrancó el coche. Se dirigió a la Vía Cintura y desde allí hacia la calle Joan Alcover. Detuvo el coche frente a un supermercado, aceleró marcha atrás y lo estampó contra la puerta metálica del negocio. Así, consiguió abrir la doble puerta del comercio. La acción fue tan rápida que los ladrones solo tuvieron tiempo de coger el cajetín de la caja registradora, cuyo contenido no se pudo concretar.

Los dos ladrones se dieron a la fuga con el mismo coche, pero la huida duró poco tiempo. Se dirigieron hacia el Polígono de Levante y allí lo aparcaron, dejando libre al propietario, que había recibido varios golpes, pero que no sufrió lesiones graves. Le advirtieron de que esperara un rato antes de marcharse y que no avisara a la Policía. La víctima acudió a la Guardia Civil para denunciar lo que le había pasado. Sabía que habían utilizado su coche para cometer un robo, pero no sabía dónde se había producido el delito. Mientras tanto, la Policía ya había iniciado una investigación.

El Grupo de Atracos resolvió el caso semanas después con la detención del acusado, que ya había reingresado en prisión. La víctima le identificó, no así al otro supuesto autor del robo, que también fue detenido por la Policía, pero que quedó libre por falta de pruebas.

Los policías señalaron que Fernando B. es un conocido delincuente y que fue una antigua pareja suya la que delató que el acusado había sido el autor del alunizaje. La abogada defensora, Xisca Ballester, pidió la absolución por falta de pruebas.