La Audiencia de Palma en una escuela de pilotos de la ciudad. En la causa hay una treintena de perjudicados, alumnos que pagaron por recibir formación entre 2006 y 2007 y que vieron cómo la academia cerraba sus puertas a finales de 2007 y se quedaban sin completar el curso y sin su dinero, entre 30.000 y 50.000 euros cada uno.

En el proceso figuran cinco acusados, pero uno de ellos, que tiene una grave enfermedad y que compareció a través de videoconferencia desde Granada, no se encontraba en condiciones de prestar declaración. El hombre sufrió una indisposición en pleno juicio, lo que obligó a suspender la vista oral para que un médico forense lo explorara. Más tarde, el facultativo confirmó que el paciente padece un deterioro físico y cognitivo y que no estaba capacitado para declarar.

El tribunal de la sección segunda acordó el sobreseimiento provisional de la causa respecto a él debido a su grave estado de salud y el juicio continuó para el resto de sospechosos, dos hombres y dos mujeres.

La fiscalía reclama para cada encausado sendas penas de seis años de prisión y 12 meses de multa con una cuota diaria de 25 euros por un delito continuado de estafa. En concepto de responsabilidad civil, el ministerio público solicita que indemnicen a los 33 alumnos perjudicados con más de 1.400.000 euros.

La escuela de pilotos investigada se vendió a unos empresarios de Granada el 30 de junio de 2006. Los vendedores incluyeron una cláusula en el contrato de compraventa para asegurar la continuidad de las labores de formación de los alumnos con los que contaban. Así, obligaban a los compradores a finalizar los cursos. Incluso, los vendedores pagaron más de medio millón con el fin de garantizar los gastos derivados de la formación de los alumnos existentes en ese momento.

Publicitaron la academia

Según la fiscalía, entre noviembre de 2006 y noviembre de 2007, los acusados, los nuevos responsables de la entidad, publicitaron la escuela de pilotos para recabar nuevos alumnos. Dos imputados firmaron 13 nuevos contratos que les reportaron unos ingresos de 233.745 euros.

A finales de 2007, la academia cesó su actividad por problemas económicos sin acabar la formación de los alumnos ya existentes ni tampoco la de los nuevos incorporados, pese a que se siguió con la labor publicitaria y de captación de alumnado, según la acusación pública. Una treintena de perjudicados no finalizó sus cursos, pese a haber pagado casi un millón y medio de euros.

El entonces director de la escuela de pilotos indicó ayer que él "estaba prácticamente apartado" de la empresa tras la venta en junio de 2006. "Podía figurar mi nombre en Aviación Civil pero no dirigía la escuela de hecho, lo mío era un cargo técnico", manifestó. "Yo no cobraba como director, soy abogado en ejercicio", apuntó. El acusado admitió que, tras la venta de la entidad, se inició una campaña publicitaria y que él firmó varios contratos con nuevos alumnos. Según su versión, él no gestionó la venta de la empresa, sino que presentó a ambas partes, al vendedor y a los compradores. "No participé en las negociaciones", destacó.

El director de la escuela recordó que la academia no cesó la actividad a mediados de 2007. "Hasta febrero de 2008 siguieron los vuelos", insistió. El acusado declaró que en esas fechas un 'cap de fibló' rompió dos o tres aviones. La empresa tenía doce o catorce aeronaves, según señaló, además de uno de los primeros simuladores de vuelo que hubo en España que se trajo a la isla.

El acusado, tras admitir que firmó varios contratos con nuevos alumnos en esa época, aseguró que no sabía si alguno de estos 13 usuarios acabó su curso. El sospechoso también explicó que hay alumnos que reclaman que son muy antiguos de los años 2000 y 2004. Según detalló, son alumnos que no pusieron interés en el aprendizaje y que no valen para la aviación, ya que, según él, los cursos duraban entre 16 y 18 meses.

El segundo sospechoso, uno de los compradores de la escuela, recalcó ayer que la actividad de las clases y los vuelos cesó en febrero de 2008 y no en 2007. "Yo creía en la viabilidad de la empresa", reconoció. En febrero de 2008 vendieron la entidad a otra empresa de Sabadell. "Buscamos la mejor salida para las personas que estaban allí, cuando compramos la empresa encontramos muchos problemas. Nosotros heredamos las pérdidas. Nosotros mejoramos el producto al venderlo", indicó. El acusado dijo que su objetivo era optimizar la escuela de pilotos y dar una formación de mayor calidad: "Queríamos sanear y centralizar la empresa. Ampliamos la flota de aviones, incorporamos dos helicópteros, se formaron mecánicos en Inglaterra".