Tienen miedo, y se entiende. Vecinos de la barriada palmesana de Nou Llevant, donde la Guardia Civil llevó a cabo el pasado mes de marzo una operación antidroga contra los clanes de El Seco y La Carmen, denuncian el constante acoso al que son sometidos por los narcos y sus familiares, con ruidos durante la madrugada y amenazas de muerte porque les consideran unos "chivatos", hasta el punto de que les hacen la vida imposible.

La semana pasada apareció en la pared de un centro de salud cercano una pintada que rezaba: "No + droga". Familiares de los narcos respondieron amenazando de muerte a gritos desde su balcón a quien la hubiera hecho. La pintada fue tachada horas después y sustituida por una respuesta inquietante: "Me cago en tus muertos, un tiro te peguen".

El centro de este conflicto está en los bloques de pisos delimitados por las calles 327 y 328, en la parte trasera del Palacio de Congresos de Palma. El pasado mes de marzo la Guardia Civil desarrolló allí parte de la 'operación Ludar', contra los clanes de El Seco y La Carmen, que se han instalado en la zona ante la inminente desaparición del poblado de Son Banya. Los agentes habían constatado que los grupos de narcotraficantes estaban adquiriendo viviendas en la zona a precios muy bajos tras acosar a los vecinos y forzarles a que les vendieran sus casas, para instalar allí puntos de venta de droga.

Tras esta intervención policial, que se saldó con más de treinta detenidos y la incautación de grandes cantidades de estupefacientes, los narcos y sus familias se enfrentaron al resto de los vecinos, a los que consideran "chivatos" de la Guardia Civil y mantienen una actitud de acoso que ha provocado "un clima de convivencia insostenible", según explican los residentes.

Siguen vendiendo droga

Los testigos aseguran que el tráfico de drogas no mermó tras la 'operación Ludar', sino que prácticamente se duplicó la afluencia de consumidores que acuden a los pisos de venta de droga, hasta el punto de que hay un continuo trasiego de coches y motos las 24 horas del día.

Pero además, los narcos y sus familiares mantienen una actidud beligerante frente al resto de vecinos. Cada noche, a partir de las doce, tocan el claxón de los coches de forma constante, dan voces en la calle, tiran petardos o juegan a las cartas en la calle, lo que impide conciliar el sueño a los residentes. Esta situación no remite hasta la una y media de la madrugada, y luego, sobre las cuatro y media, vuelven otra vez con música a todo volumen y gritos en la calle.

A ello se añaden las amenazas directas. Durante la 'operación Ludar,' algunos de los detenidos profirieron a gritos amenazas de muerte contra "los chivatos" de la zona. Hace unos días apareció una pintada en el muro de un centro de salud cercano que rezaba: "No + droga, +GC". Poco después varias personas salieron a un balcón y amenazaron a gritos a quien hubiera hecho la pintada. Unos días más tarde, apareció tachada con otra inscripción mucho más grande: "Me cago en tus muertos, un tiro te peguen".

Los vecinos de la zona aseguran que tienen mucho miedo, porque los clanes de narcotraficantes ya han demostrado que pueden ser muy violentos.

A las amenazas, al constante trasiego de consumidores y ruidos a altas horas de la madrugada, se suma la suciedad. Estas familias, que se han desplazado en muchos casos desde el poblado de Son Banya, tiran la basura, restos de comida y otros desperdicios en medio de la calle, lo que ha provocado también graves problemas de convivencia.