La mujer que el sábado se tumbó ante un autobús en la Porta de Sant Antoni ya había protagonizado hechos similares en otras calles de Palma. En concreto, se había sentado también en la calzada y había arrojado una serie de papeles en la vía pública. Según sus palabras, pedía que le devolvieran el pasaporte y decía tener un hijo enfermo y que no podía verlo.

"Solo pido una cosa: Paz, unidad y justicia", clamaba. Mientras, algunos transeúntes se acercaron a interesarse por su estado. Se había quitado los zapatos y permanecía sentada en la calle. Al parecer, decía que tenía que pagar una supuesta multa de 2.000 euros y que se había visto forzada a ejercer la prostitución.

Sobre las 19.40 horas del sábado, la mujer subsahariana volvió a repetir la acción, pero en la Porta de Sant Antoni. En esta ocasión se tumbó en mitad de la calzada cuando se disponía a pasar por el lugar un autobús de la Empresa Municipal de Transportes (EMT), de la línea 33. Un hombre la sacó a rastras de los brazos. Finalmente, motoristas de la Policía Local instaron a la mujer a abandonar el lugar.

El conductor se detuvo y se apeó del vehículo, pero la mujer hacía caso omiso y se negaba a levantarse. De repente, un hombre subsahariano se dirigió decidido hacia ella y la sacó de la calzada tirando a rastras de los brazos. Finalmente la dejó en la acera.

En ese preciso instante, motoristas de la Policía Local de Palma reaccionaron con celeridad y se personaron en la Porta de Sant Antoni para averiguar qué pasaba. Acto seguido, la mujer, fuera de sí, echó a correr y se dirigió hacia el hombre que la había sacado a rastras de la calzada. Mientras, este abandonó el lugar con paso firme.