El simple robo de un bolso desencadenó una espiral delictiva que le ha costado más de cuatro años de prisión. Sacó de allí las llaves de un coche, lo sustrajo y protagonizó con él una huida tan peligrosa como alocada entre Son Banya y Son Ferriol. Durante su fuga a gran velocidad, estuvo a punto de arrollar a policías y peatones, se estrelló contra tres coches dejando una herida grave y acabó liándose a patadas y puñetazos con un agente.

El acusado, un polaco de 34 años con varios antecedentes penales y problemas de drogas, reconoció los hechos ayer durante el juicio y se declaró autor de delitos de hurto, robo con fuerza de vehículo, conducción temeraria, lesiones imprudentes y atentado. Está en tratamiento para desintoxicarse y no ingresará en prisión si lo sigue.

Todo comenzó el 24 de enero de 2017 en una clínica de Palma. A medianoche, el hombre se coló en la habitación de una paciente y aprovechó que esta dormía para llevarse su bolso y su maleta. Dentro, entre otras cosas, estaban las llaves de su coche y sus documentos personales. El ladrón supo así dónde vivía la mujer y localizó el vehículo, un Peugeot 306 que hizo suyo.

Seis días después, poco antes del mediodía del 30 de enero y cerca de Son Banya, el delincuente circulaba con el coche robado a gran velocidad y derrapando. Estaba drogado. Dos motoristas de la Policía Nacional lo vieron y fueron tras él. El conductor no les hizo ningún caso e incluso aceleró bruscamente para arrollar a uno de los agentes, que pudo apartarse a tiempo.

El ladrón huyó a toda prisa, con los dos agentes detrás, en dirección a Son Ferriol. Se saltó un stop en el cruce de la carretera de Manacor y siguió en dirección prohibida por la calle Cabot hasta la avenida del Cid. Allí, varios peatones tuvieron que apartarse para no ser arrollados. El acusado acabó estrellándose contra tres coches. En uno de ellos iba una mujer, que sufrió la fractura de varias costillas, tardó tres meses en recuperarse y todavía hoy sufre algunas secuelas. Los otros dos turismos estaban aparcados y todos sufrieron cuantiosos daños.

Pero ni el accidente ni los gritos de los policías frenaron al fugitivo. Tras la colisión, se apeó y escapó corriendo. Uno de los agentes lo persiguió y logró darle alcance en la calle Plató. El delincuente decidió enfrentarse a él. Levantó los puños, dispuesto a un cuerpo a cuerpo. Hubo un forcejeo y ambos cayeron al suelo, donde el acusado lanzó varios puñetazos al policía, lo agarró del brazo y lo pateó. El funcionario pidió ayuda y varios testigos corrieron a socorrerlo. Entre todos, lograron reducir al acusado. El agente sufrió lesiones en un hombro.

El hombre fue detenido. No era la primera vez, ya que entre 2003 y 2005 cosechó un importante historial delictivo con varias sentencias por agresiones, robos y enfrentamientos con la Policía. Dos días después de su arresto, quedó en libertad.

La fiscalía le acusó de un rosario de delitos: hurto, robo con fuerza de vehículo, conducción temeraria, lesiones imprudentes y atentado. Por ellos reclamaba en total seis años y nueve meses de cárcel para el sospechoso, apreciando la agravante de reincidencia y la atenuante de drogadicción.

El acusado compareció ayer en un juzgado de lo penal de Palma, donde su abogado y la fiscal alcanzaron un acuerdo. El delincuente reconoció su culpabilidad y aceptó finalmente penas que suman cuatro años y un mes de prisión. El pacto incluye que no ingrese en la cárcel con la condición de seguir el tratamiento iniciado hace un tiempo en un Centro de Atención a Drogodependencias (CAD).

Además de perder el carné de conducir, deberá indemnizar con 1.900 euros a la dueña del bolso y el coche, de donde desaparecieron varias herramientas, y con 697 al policía al que agredió por las lesiones.