Georvel V. estuvo implicado en 2009 en un accidente de tráfico en sa Pobla. Su coche se llevó por delante la vida del motorista de la Guardia Civil Francisco Callado. Tras pasar tres meses hospitalizado, se mudó a Miami. El hombre, cubano de 50 años, rehizo allí su vida sin tener conocimiento de que cinco años después empezaron a llegarle citaciones a su antiguo domicilio.

Hasta que la Policía estadounidense llamó a su puerta en noviembre pasado. Un juzgado de Inca había emitido una orden internacional de busca y captura por el siniestro mortal ocurrido nueve años antes en Mallorca. Desde entonces, ha pasado seis meses en una prisión federal norteamericana y, tras ser extraditado, otros cuatro en un penal de Madrid. La fiscalía pide para él dos años y medio de cárcel y la familia del agente fallecido reclama una condena de 20 años. El juzgado de Palma encargado del caso aceptó ayer la petición de su abogado, Diego Marín, de dejarlo libre hasta la celebración del juicio.

El accidente ocurrió el 15 de junio de 2009. Georvel V. realizó un adelantamiento con su coche en la carretera entre Inca y IncaAlcúdia y chocó de frente con el motorista de la Guardia Civil, que murió en el acto. Según la investigación, el cubano circulaba a más velocidad de la permitida y realizó la maniobra sin cautela. El juzgado de Inca que asumió el caso empezó a citar como acusado al conductor en abril de 2014 en su domicilio de Alcúdia. Para entonces, llevaba ya cuatro años viviendo en Estados Unidos. Ajeno, según dice, al proceso contra él iniciado en Mallorca, Georvel V. se casó, tuvo hijos y montó un negocio: vendía comida cubana en una camioneta. El hombre no se presentó en el juzgado, que acabó decretando el archivo provisional de la causa.

La familia del agente recurrió esta decisión y logró que, en abril de 2016, se dictara una orden internacional de detención contra el hombre. Interpol dio con él en Miami en noviembre de 2017. Georvel V. quedó entonces detenido y fue encarcelado en una prisión federal estadounidense. Allí estuvo recluido hasta el pasado mes de mayo, cuando un tribunal norteamericano acordó y ejecutó su extradición a España. El acusado ha estado desde entonces en el centro penitenciario de Soto del Real, en Madrid.

Ahora se enfrenta a importantes peticiones de pena por parte de la fiscalía y de la acusación particular por su implicación en el accidente mortal. El ministerio público sostiene que conducía a unos 115 kilómetros por hora en un tramo limitado a 100 y "completamente desatento" al tráfico cuando inició "una peligrosa maniobra de adelantamiento" sin detectar la presencia del motorista de la Guardia Civil. Le acusa de un delito de homicidio por imprudencia grave, con la atenuante de dilaciones indebidas por el tiempo que la causa ha estado paralizada en los juzgados. Pide para él dos años y medio de prisión y tres años y medio de retirada del carné. La familia del agente fallecido es mucho más dura y solicita hasta 20 años de prisión para Georvel V. por delitos de homicidio doloso y contra la seguridad vial.

El caso llegó ayer finalmente a un juzgado de lo penal de Palma, donde se celebró una vista previa en la que el acusado compareció por videoconferencia desde Soto del Real. Su abogado reclamó su puesta en libertad argumentando que lleva ya diez meses en prisión provisional, lo que supone un agravio comparativo respecto a los recientes casos de conductores ebrios o drogados implicados en recientes accidentes mortales en Mallorca que están en libertad. Además, apuntó que varios amigos del acusado se han ofrecido ante notario a darle trabajo y vivienda en Mallorca y que su voluntad es acudir al juicio.

La fiscal no se opuso con la condición de que entregue su pasaporte y afirmó que "no hay razón alguna para que siga preso". El magistrado decretó a primera hora de la tarde la puesta en libertad del acusado.

Georvel V. se sentará en el banquillo el próximo 29 de octubre, en un juicio que debe poner fin al caso una década después.