Una nube de psicólogos voluntarios de Cruz Roja esperaba este lunes a las siete de la tarde a los familiares de los fallecidos en el siniestro en el Instituto de Medicina Legal, en Oviedo. Mientras tanto, los forenses se afanaban por finalizar las autopsias rápidamente. Una jornada maratoniana. Todavía a esa hora seguían llegando restos desde el autobús. En las instalaciones solo estaba en ese momento una amiga de la familia de Begoña Miranda, que acababa de descubrir por fin, después de varias horas, que la mujer había fallecido.

Los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil acudieron para llevar a cabo las identificaciones. En ese momento comenzaron a llegar los familiares, para cumplir con el penoso deber de reconocer a sus seres queridos y recoger sus pertenencias. Fue un goteo doloroso. Toda la tristeza del mundo se reunió en la calle José Requejo del barrio ovetense de La Corredoria.

Una vez en el interior del edificio, algunos se derrumbaban entre lágrimas. Otros permanecían con la cabeza gacha. Los que exhibían una mayor entereza se encargaban de cumplimentar los trámites burocráticos. Los psicólogos estaban cerca en todo momento. Como indicó uno de ellos, los familiares estaban "mal", aún no habían digerido un golpe tan tremendo e imprevisto.

Pero había también espacio para el consuelo. Como aseguró Alberto Álvarez, sobrino de una de las víctimas, el septuagenario Senén Álvarez González, "lo mejor es que no se dieron cuenta de nada, a la vista de cómo quedó la parte delantera del autobús". Y efectivamente, la mayor parte de las muertes fue en el acto. Los fallecidos, que quedaron gravemente mutilados, no tuvieron tiempo de sufrir.

Todo eran especulaciones sobre lo que pudo ocurrir. "El conductor tuvo que sufrir un desmayo o algo parecido, porque si no, no se explica", subrayaba uno de los parientes. La Guardia Civil de Tráfico, encargada de la investigación, no les hizo indicación alguna ayer sobre las causas de un siniestro tan inexplicable.

En las escaleras de acceso al Instituto de Medicina Legal se podía ver sentada a una prima de Ana Tuya, sin poder contener las lágrimas. Todos los familiares tenían los ojos enrojecidos y trataban de consolarse unos a otros.

Mientras un furgón funerario llegaba a la morgue con el cadáver de un hombre hallado flotando en Cudillero, otros vehículos acudieron para conducir a los fallecidos en el accidente a sus respectivos tanatorios. La gijonesa Ana Tuya, madre de tres hijos, fue trasladada al tanatorio del Salvador, en Oviedo, donde será despedida a las cinco de esta tarde con un rito exequial. A continuación será incinerada en las mismas instalaciones.

Begoña Miranda, natural de San Martín de Luiña y residente en Soto del Barco, fue trasladada al tanatorio de Cudillero. Su funeral tendrá lugar a las cinco de la tarde del miércoles, en la iglesia parroquial de San Martín de Luiña, para ser enterrada a continuación en el cementerio de la localidad.