La conductora acusada del atropello mortal de un joven de 20 años el domingo de madrugada en s'Estanyol asegura que se paró tras el impacto pero no vio a la víctima. La mujer, vecina de sa Rápita y de 33 años, relató a la Guardia Civil que pensó que había chocado con un animal, por lo que no alertó a los servicios de emergencias. La sospechosa se mostró muy afectada por el fallecimiento del chico y dijo que no fue consciente de lo ocurrido hasta que su familia le alertó de que los investigadores buscaban un coche como el suyo. Además, negó haber consumido alcohol o drogas cuando se produjo el accidente.

La mujer acudió el lunes a mediodía a la Comandancia de la Guardia Civil acompañada de su abogado, Gaspar Oliver. Los agentes encargados del caso le tomaron declaración en calidad de detenida por presuntos delitos de homicidio imprudente y omisión del deber de socorrohomicidio imprudente y omisión del deber de socorro. La acusada trabajaba como camarera en un local de la zona de Calvià. Según dijo, salió de trabajar el domingo hacia las dos de la madrugada y se dirigió en su Renault Megane a su domicilio en sa Ràpita. Cuando estaba a unos cuatro kilómetros de s'Estanyol, vio cómo el conductor del coche que le precedía daba un brusco volantazo hacia la izquierda, como si esquivara algún obstáculo en la calzada.

Fue entonces cuando notó un fuerte impacto en su propio automóvil. El choque le causó daños en la parte izquierda de la luna delantera. Según la mujer, se detuvo unos 40 metros más adelante, bajó la ventanilla y miró hacia detrás para tratar de averiguar lo ocurrido. No vio nada extraño en la carretera y pensó que se había llevado por delante un animal. Agregó que no le dio más importancia y no alertó a los servicios de emergencias. Descartó así haberse dado a la fuga.

La acusada contó que siguió su camino y llegó a casa con normalidad. Durmió hasta las doce del mediodía del domingo y, al comprobar los daños en su vehículo -que además del golpe en la luna delantera sufrió la rotura de un faro y un impacto en la aleta izquierda- pidió a un familiar que le dejara su coche. A las dos de la tarde se incorporó de nuevo a su puesto de trabajo en Calvià, sin ser consciente todavía de lo ocurrido. Lo mismo hizo el lunes por la mañana, cuando un familiar la llamó tras leer en la prensa que la Guardia Civil buscaba un coche como el suyo, un Renault Mégane de color granate, por el atropello mortal. Entonces se puso en contacto con un abogado y unas horas después acudió a la Comandancia para explicar su versión de los hechos.

En su declaración ante los agentes, la acusada aseguró haber sufrido un ataque de ansiedad al tener conocimiento de su implicación en el atropello mortal y estar muy afectada por el trágico suceso. Los investigadores decidieron dejarla en libertad. El juzgado de Palma que instruye el caso la citará a declarar como investigada en las próximas semanas.