El joven detenido por el violento atraco en un salón de juegos de Manacor que dejó una empleada herida de gravedad tras una brutal paliza el pasado mayo ingresó en prisión ayer tarde por orden judicial. El sospechoso, Soufian T., de origen marroquí, negó ayer haber asaltado el local de la Ronda del Port ante la magistrada de guardia de Manacor, si bien admitió que esa noche estuvo en el establecimiento y perdió 700 euros en la ruleta. El arrestado es un asiduo de los salones recreativos.

El hombre, de unos 30 años, que cuenta con numerosos antecedentes policiales por hechos violentos y está considerado por los investigadores como una persona extremadamente peligrosa, negó ayer los cargos de forma tajante. Sin embargo, reconoció que antes del asalto acudió al local. Tras perder 700 euros jugando a la ruleta, salió afuera, compró unas cervezas y, según su versión, se marchó a casa.

La Policía Nacional mantiene que el cliente perdió 1.000 euros, discutió con la empleada del negocio porque esta no le entregó un botellín de cerveza y se marchó del lugar. Media hora después, el intruso regresó al salón con el rostro oculto y con un martillo de fontanero, oficio que desempeña. Utilizó una violencia desproporcionada y se ensañó con la trabajadora la madrugada del 14 de mayo. Le propinó una brutal paliza con puñetazos en el rostro, patadas mientras estaba en el suelo e incluso le rompió una botella de cristal de cerveza en la cabeza.

La víctima resultó herida grave con una doble fractura de mandíbula y del tabique nasal, pasó cuatro días hospitalizada en Son Espases, fue intervenida y aún no se ha recuperado de las lesiones. Mientras, su agresor huyó del lugar con el dinero de la caja, 1.097 euros, y un botellín de cerveza dejando malherida a la mujer.

El asaltante fue grabado por las cámaras de seguridad del salón y de un establecimiento cercano. Además, se dejó olvidado el martillo de fontanero. Los recibos de las apuestas y parte de la caja registradora fueron hallados en un descampado próximo al local y al barrio en el que reside, es Serralt.

Precisamente, al registrar su domicilio, la Policía Nacional intervino las mismas prendas utilizadas en el asalto. Y una testigo le reconoció con posterioridad.

El detenido indicó ayer ante la jueza que esa ropa no era suya ni tampoco vivía en ese piso. También negó haber discutido con la empleada la noche de los hechos por una cerveza y recordó que este mismo fin de semana estuvo en el salón. El fiscal pidió prisión.

Ante la gravedad de los hechos, su comportamiento vengativo y violento, el riesgo de fuga, sus antecedentes policiales y para evitar que cometa nuevos hechos, la jueza ordenó que fuera encarcelado. Está acusado de robo con violencia, lesiones y quebrantamiento, por saltarse una orden de alejamiento de su suegra.