La Guardia Civil cerró anoche el acceso rodado de vehículos al aeropuerto de Ibiza al menos durante media hora, desde las 22.40 hasta poco antes de la media noche, hasta que los artificieros descartaron que una maleta abandonada en el aparcamiento privado situado frente a la terminal supusiera una amenaza real.

La alerta se activó cuando un pasajero llamó al servicio de emergencias 112 para avisar de la presencia de esta maleta, sin dueño, en la zona de los cajeros del aparcamiento privado situado frente a la terminal. Por motivos de seguridad (no ha trascendido si hubo una llamado alertando de la presencia de la presencia de un artefacto), la Guardia Civil decidió acordonar la zona, como marca el protocolo para estos casos, y cerrar el acceso de los coches desde la rotonda conocida como de La Ponderosa. Los vehículos que llegaban a esa hora a la terminal eran desviados a la carretera de sa Caleta.

Desde AENA explican que el aparcamiento estuvo operativo, pero cambiaron su entrada, que durante el tiempo que duró la interveción de los agentes del Tedax de la Guardia Civil, se llevó a cabo por la zona utilizada habitualmente para la salida.

El aeropuerto de Ibiza no tuvo que ser desalojado

Las mismas fuentes de AENA han confirmado que no se llegó a desalojar el aeropuerto y que la actividad aérea se mantuvo sin mayores incidencias.

Los pasajeros que se encontraban en ese momento en la terminal explican que además de la Guardia Civil, también actuaron agentes de la Policía Local de Sant Josep, que ayudaron en la labor de control de la zona mientras actuaban los artificieros.

A finales de abril del año pasado el aeropuerto sí que tuvo que ser desalojado. Entonces, una veintena de personas vivió momentos de angustia al quedar atrapadas en la sala de recogida de equipajes por un conato de incendio, que provocó mucho humo.

El suceso ocurrió sobre las 20.20 horas. Según relató un testigo, primero se fue la luz y empezó a colarse un olor muy desagradable en la sala, seguido a continuación de humo, procedente de los túneles por donde se descargan las maletas, que se hacía más denso por momentos. Entonces, se cerraron automáticamente todas las puertas de salida, dejando atrapados dentro a 12 o 14 pasajeros y los trabajadores de la terminal y las compañías de alquiler de vehículos que estaban allí.

Tres de estos trabajadores corrieron a una puerta que utilizan los empleados, que funciona con una tarjeta magnética, pero como no había luz, tampoco pudieron abrirla. Entonces, uno se pudo golpear la puerta hasta que los oyeron los de seguridad y los sacaron, medio mareados.

Según informó en su momento AENA, se trataba de un SAI que saltó. Se prendió fuego a una batería, provocando un denso humo y dejando sin luz algunas partes de la terminal.