Tal día como hay hace un lustro, la idílica Serra de Tramuntana, declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se tornó en un infierno. Su paisaje frondoso y verde fue sustituido por un panorama desolador y ennegrecido. El mayor desastre forestal de la historia de Balears del que, en el mejor de los casos, solo podrá recuperarse por completo al cabo de varias décadas.

El fuego en la Serra permaneció cuatro días activo. El ingente despliegue de medios aéreos y terrestres y los esfuerzos extenuantes en la lucha contra el fuego solo pudieron contener en parte el avance de las llamas. Pese a ello y a la inestimable entrega de profesionales y voluntarios, el resultado fue devastador. Un total de 2.400 hectáreas, 2.335 de masa forestal, fueron consumidas por las llamas. La inmensa mayoría de los terrenos afectados estaban catalogados como protegidos.

El fuego se inició a mediodía del 26 de julio de 2013, supuestamente, por una tremenda negligencia. Un vecino de Andratx tuvo la ocurrencia de vaciar las brasas aún calientes de una barbacoa, que estaban en una carretilla, sobre unos restos de poda. Fue la antesala del infierno. Las llamas se propagaron ladera arriba por la montaña de sa Coma Calenta y Can Curt. Andratx y Estellencs,

Despliegue sin precedentes

La única forma de atajar las llamas fue por medio de la activación de un despliegue sin precedentes. Con refuerzos venidos expresamente desde la Península. Brigadas aéreas y terrestres del Institut Balear de la Natura (Ibanat), Bombers de Mallorca, Bombers de Palma trabajaban codo con codo con el contingente de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

Durante los cuatro días que duraron las labores de extinción, un total de 28 aeronaves lucharon contra las llamas. Los pilotos apuraron al máximo las horas de luz solar para descargar miles de litros de agua.

Muchos vecinos no pudieron contener las lágrimas, al ver el descomunal daño causado, mientras se esforzaban hasta la extenuación para contener el incendio que amenazaba a sus casas y al paisaje. La fiscal pide siete años y medio de cárcel para el único acusado de este desastre. También le reclama que haga frente a una indemnización de seis millones para paliar el daño causado.

El Govern resaltó ayer que los esfuerzos para contener la erosión en la tierra quemada han surtido efecto. Una parte se aprovechó como biomasa y la vegetación de monte bajo se ha regenerado en un 60%.