Sin pretenderlo, un grupo de albañiles que trabajaban en las obras en un chalé de Cala Egos se tornaron héroes. A escasos metros, en la orilla de enfrente, una mujer desesperada acababa de rescatar a su hija y veía cómo su hijo luchaba por mantenerse a flote a duras penas mientras su marido se hundía después de que una ola los arrastrara al mar.

Con una mezcla de arrojo e ingenio, los operarios de la obra de la calle sa Cova Blanca salvaron al pequeño y sacaron fuera del agua al padre, aunque ya no se podía hacer nada por su vida. La viuda les expresó ayer su infinito agradecimiento: "Sin vosotros, mi hijos estaría ahora muerto", destacó la mujer, acompañada por sus dos hijos, tras acercarse a la obra donde ayer se afanaban los rescatadores.

El trágico incidente ocurrió poco después de las tres de la tarde. Una familia alemana acababa de llegar de vacaciones a Cala Egos. Los hermanos gemelos, niño y niña de ocho años, se habían aventurado a jugar en unas rocas, a escasa distancia un mar embravecido.

De repente, una fuerte ola arrastró a los dos niños mar adentro. Andreas König, el padre de 53 años, y su esposa consiguieron devolver rápidamente a la niña a la orilla. En cambio, el hijo era arrastrado por la fuerte corriente mar adentro. El progenitor se zambulló de nuevo, pero no podía hacer nada por el niño ni tampoco mantenerse él a flote.

Al escuchar los gritos desesperados de auxilio de la madre y de otros testigos, los operarios reaccionaron con celeridad. Algunos de ellos se echaron al mar, pese a que la fuerte corriente amenazaba con arrastrarlos también. Otros cogieron un kayak, amarrado al lado para acercarse al lugar donde estaban padre e hijo y otros echaron cuerdas y ayudaron a sacarlos del agua.

"Solo veíamos al niño. Se notaba que se estaba quedando poco a poco sin fuerzas. Del padre no se sabía nada y, me fijé, que estaba debajo del pequeño. El hijo se mantuvo a flote apoyándose en él", apuntó Juan, uno de los rescatadores más veteranos.

El niño se encontraba en un riesgo extremo y su padre, previsiblemente ya habría fallecido ahogado. Mantenía en todo momento la cabeza sumergida. El progenitor había tragado mucha agua en el intento desesperado por salvar a sus dos hijos.

"Metimos al niño a la canoa y ya nos habíamos dado cuenta de que poco se podía hacer ya por el padre", indicó el trabajador de la obra. "Con una cuerda tiramos de él para poder sacarlo", abundó.

Abrazos de la viuda

Ya en la orilla, durante una hora estuvieron practicando al padre maniobras de reanimación cardiopulmonar. En un principio intervinieron algunas especialistas en primeros auxilios antes de que llegaran las asistencias sanitarias. La mujer entró entonces en shock mientras gritaba para que revivieran a su esposo. No pudo ser, pero sus hijos quedaron sanos y salvos.

Los héroes de Cala Egos trabajaban ayer en las obras del chalé de la calle sa Cova Blanca como si de cualquier otro día se tratara. Alguno de ellos, incluso, se mostró en un principio esquivo ante cualquier atisbo de notoriedad que se quisiera dar a su hazaña.

De pronto, la viuda se acercó en la tarde de ayer a la obra para dar unas inmensas gracias a los rescatadores que habían salvado a sus hijos. Entonces era plenamente consciente que, pese a los titánicos esfuerzos, no se pudo hacer nada por su espos0.

La mujer acudió arropada por dos vecinas, que insistieron en preservar la intimidad del emotivo acto. La viuda acudió también acompañada por sus dos hijos. Los pequeños también agradecieron a los trabajadores por sus denodados esfuerzos para ponerlos a salvo. Tras los abrazos, los héroes volvieron al tajo.

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