Los hijos de Josefa Pérez Zafra, una mujer que falleció el pasado 4 de junio a los 90 años de edad, han presentado una denuncia contra la residencia de ancianos DomusVi de Costa d'en Blanes por una presunta negligencia, al tardar varios días en trasladarla a un hospital pese a que la mujer se quejaba de fuertes dolores en una pierna a consecuencia de una caída. Una vez hospitalizada, los médicos detectaron que sufría una "fractura vieja", de más de una semana de evolución, que requería una intervención quirúrgica de urgencia y que debía causarle un gran sufrimiento. Esta intervención se llevó a cabo, pero la salud de la anciana sufrió un grave quebranto y falleció en menos de un mes.

Su familia ha denunciado los hechos en el juzgado después de que los responsables del centro negaran que hubiera sufrido una caída y se negaran a darles "ningún tipo de explicación ni una disculpa por lo sucedido".

Según se relata en la denuncia, presentada la semana pasada en el juzgado de guardia de Palma, Josefa Pérez Zafra, de 90 años, ingresó el pasdo mes de enero en la residencia DomusVi, un centro privado ubicado en la avenida Tomás Blanes, en Costa d'en Blanes (Calvià). Se trataba de una mujer muy dependiente, postrada en una silla de ruedas y con un alto riesgo de caída durante sus actividades diarias.

El pasado 5 de mayo uno de sus tres hijos fue a visitarla y la mujer se quejó de que le dolía mucho la rodilla porque se había caído dos días antes. El hombre acudió a los servicios de enfermería donde le insistieron en que no se había caído, ya que no existía ningún parte al respecto, y achacaron su dolor al cambio de climatología y a su artrosis.

Su hija, residente fuera de la isla, la llamó por teléfono ese mismo día y la encontró muy somnolienta, con gran dificultad para hablar. Preocupada, la hija volvió a llamar a enfermería, donde le insistieron en que su madre estaba perfectamente atendida y posiblemente su estado se debiese a los fármacos que le suministraron para mitigar el dolor.

El día 6 de mayo, otro de sus hijos la visita y comprueba que sigue muy dolorida y que tiene la rodilla inflamada. Los responsables de la residencia le dicen que los servicios médicos la tienen bajo seguimiento y descartan de nuevo que se haya caído.

Sin embargo, una amiga de la familia les advierte de que allegados a otros residentes y trabajadores del centro le han dicho que sí se había caído y que la vieron en el suelo, y que la persona responsable de su cuidado había ido a pedir ayuda para levantarla.

Según prosigue la denuncia, el día 7 la doctora del centro explora a la anciana y no aprecia signos de inflamación. La facultativa les dice a los familiares que le preguntó a la anciana si tenía dolor y que le había respondido que no.

El día 9 de mayo, la amiga de la familia observa que tiene la rodilla muy inflamada. Le hace una foto y se la envía a uno de sus hijos, que acude a la residencia y, tras hablar con la doctora, consigue que la trasladen a un hospital para descartar una posible lesión.

Operada de urgencia

La radiografía que le hacen en la clínica confirma que tiene una fractura en el fémur que precisa una intervención quirúrgica urgente, aunque antes es necesario preparar a la paciente, ya que tomaba anticoagulantes. La operación se llevó a cabo el día 14, durante cuatro horas, y el equipo de traumatología explicó a la familia que se trataba de una "fractura vieja", de más de una semana de evolución en el momento del ingreso. Los médicos coincidieron en que la anciana debió de sufrir un intenso dolor ante cualquier movimiento, a la hora de sentarla, acostarla o asearla.

La familia añade en la denuncia que les consta que los cuidadores habituales de su madre habían informado al servicio de enfermería que su madre se quejaba de fuertes dolores, "sin que se produjera una respuesta efectiva" por parte de este servicio.

Josefa Pérez recibió el alta el día 19 y volvió a la residencia, aunque al día siguiente tuvo que volver a la clínica al sufrir un episodio de fiebre alta. Recibió de nuevo el alta el día 22 pero al día siguiente tuvo que volver a ingresar en el hospital. Su estado se deterioró y finalmente falleció el 4 de junio.

Los hijos de la anciana se mostraron muy críticos con la actuación de los responsables de la residencia. El 26 de junio se entrevistaron con el director y la responsable de enfermería del cenro, quienes insistieron en que su madre no había sufrido ninguna caída, y que habría sufrido la fractura durante "un desplazamiento", cuando la levantaba por la mañana. Una versión que se contradice con las manifestaciones de algunos testigos, que confirman que sí se había caído.

"No nos ofrecieron ni la más mínima disculpa", comentaba uno de los hijos de la fallecida. Al día siguiente la familia presentó una denuncia en el juzgado de guardia de Palma por una presunta negligencia.

"Es inadmisible que una mujer tan dependiente, con alto riesgo de caída fuera manipulada por una única persona", manifiestan en la denuncia. "Es inadmisible que no haya constancia de la caída que causó el traumatismo. Es inadmisible que no tuvieran en cuenta la inflamación de la rodilla y el dolor que manifestaba nuestra madre, y no sospecharan que algo debía estar ocurriendo. Es inadmisible que transcurriese más de una semana hasta que el personal responsable tomase la decisión de llevarla al centro hospitalario. Y es inadmisible que hasta la fecha el centro no haya facilitado una explicación sobre cómo aconteció el desgraciado suceso", concluye la familia.