Un juzgado de Palma condenó ayer a unos padres a sendas penas de un año y medio de prisión y multa por atar a su hija de unos siete años a una silla para que les viera mantener sexo en el domicilio familiar en la ciudad.

Además, el progenitor en varias ocasiones golpeaba a la niña y la castigaba dándole duchas de agua fría, con el consentimiento de la madre, que no hacía nada por impedirlo.

En fechas posteriores, en abril de 2015, cuando la víctima ya estaba acogida por unos familiares, el hombre entregó a su hija una videoconsola durante una visita tutelada en el Servicio de Protección de Menores. Le dijo que el dispositivo contenía fotos de perritos para que las viera, pero entre las imágenes había material pornográfico. Así, el padre incluyó fotografías y vídeos en los que aparecía la madre de la niña desnuda realizando actos de contenido sexual, practicando sexo oral, así como otras imágenes de genitales masculinos.

La pareja acusada ayer reconoció los hechos y se conformó con la condena en la sede de Vía Alemania. Los padres, ambos españoles de 32 y 30 años, aceptaron sendas penas de un año y seis meses de cárcel y multa. La víctima se encuentra tutelada por el Institut Mallorquí d'Afers Socials (IMAS), que ejerció la acusación particular en este procedimiento, y permanece acogida por unos familiares.

Después de que los sospechosos admitieran los cargos, la magistrada dictó sentencia 'in voce' contra ellos. Les impuso un año y medio de prisión por un delito de maltrato físico habitual y una multa de doce meses con una cuota diaria de cuatro euros por exhibicionismo y provocación sexual. Además, el progenitor sumó otra condena más, otra multa de doce meses a razón de cuatro euros al día, por un tercer delito de provocación sexual por exhibir material pornográfico a una menor de edad. La jueza les ha privado del derecho a la tenencia y porte de armas durante tres años y les ha prohibido aproximarse a menos de 500 metros y comunicarse con su hija mayor durante cinco años. También les ha inhabilitado a ambos para ejercer la patria potestad por un periodo de cinco años.

En concepto de responsabilidad civil, tendrán que indemnizar a la víctima con 1.500 euros por los perjuicios sufridos. Los acusados ya consignaron cada uno 750 euros para resarcir a la perjudicada, por lo que la magistrada apreció ayer la circunstancia atenuante de reparación del daño como muy cualificada.

Curso de formación sexual

Los padres sentenciados no tendrán que entrar en prisión para cumplir la pena debido a que la jueza les suspendió la condena de cárcel por un periodo de tres años en el que no podrán volver a delinquir y con la condición de someterse a un curso de educación sexual. El fallo dictado ayer ya es firme. Los abogados defensores, los de la acusación particular y la fiscal, que alcanzaron un acuerdo, informaron de que no iban a recurrir.

Los hechos se produjeron cuando los dos sospechosos convivían en el domicilio familiar, en Palma, con su hija mayor, de unos siete años. Los padres maltrataron a la niña con el ánimo de avergonzarla, humillarla y atemorizarla. Los progenitores ataron a la menor a una silla para que no se moviese y la obligaron a presenciar las relaciones sexuales que ambos mantenían. Incluso, la amenazaron con agresiones físicas si intentaba marcharse.

El padre en varias ocasiones castigó a su hija dándole duchas de agua fría y golpeándola. Todos estos hechos tenían lugar con el conocimiento de su madre, quien no hacía nada por impedirlos.

Así mismo, el sospechoso, en abril de 2015, cuando la niña ya estaba acogida por unos familiares y mantenía visitas tuteladas en el Servicio de Protección de Menores, le entregó una videoconsola PSP diciéndole que contenía fotos de perritos para que las mirara. Entre las imágenes citadas, el hombre incluyó fotografías y vídeos en los que aparecía la madre de la víctima, desnuda, realizando actos de contenido sexual como felaciones. También había imágenes de genitales masculinos. La menor perjudicada, junto con su hermana de corta edad, se encuentran bajo la tutela del IMAS. Ambas permanecen acogidas por parte de unos familiares. La víctima sigue en tratamiento psicoterapéutico por las secuelas que le quedaron por el trato que recibió.