Los 16 años que ha pasado en la cárcel por matar a su novia no parecen haberle rehabilitado. Alberto L.R., condenado por el asesinato de su pareja en 2002 en Palma, ha sido detenido por maltratar a su nueva pareja cuando gozaba ya del tercer grado penitenciario. La víctima ha relatado a la Policía las agresiones físicas y psíquicas sufridas durante meses, que alcanzaron su punto álgido el pasado fin de semana. Movido por los celos, la golpeó por todo el cuerpo y le estampó la cabeza contra la esquina de un mueble. Como ya hizo en su día para matar a su pareja, empuñó un martillo durante la agresión. Esta vez, la mujer pudo ponerse a salvo. El acusado ha vuelto ya a prisión por orden judicial.

Alberto L.R. era en 2002 un albañil de 26 años. Tenía problemas con las drogas y vivía con su pareja, Sandra González, cuatro años más joven, en una planta baja de Cala Gamba. El 2 de enero mantuvieron su última discusión. Él contó en el juicio que habían planeado robar dinero en casa de sus padres para comprar cocaína y, al echarse atrás, ella empezó a insultarle y amenazarle.

Durante la pelea, Alberto L.R. golpeó a su pareja en la cabeza con un martillo. La joven sufrió un traumatismo craneoencefálico y quedó inconsciente. El hombre aprovechó entonces su indefensión para estrangularla con la funda de una almohada.

Condenado por asesinato

Tras el crimen, el asesino decidió suicidarse. Compró ansiolíticos y heroína, los ingirió y se dirigió a un puente de sa Riera, donde se cortó las venas de ambos brazos y se lanzó al vacío. Solo consiguió causarse un enorme hematoma en la espalda. Sin saber cómo, volvió a su casa y se metió en la cama.

Allí lo encontró su madre a la mañana siguiente. La mujer lo despertó, preguntándole qué había pasado. El joven le confesó el crimen y le pidió que llamara a la Policía. Fue detenido y encarcelado.

El caso llegó a juicio en 2003. Un tribunal popular declaró al hombre autor de un delito de asesinato con alevosía, con la agravante de parentesco y la atenuante de confesión. La Audiencia Provincial le impuso 16 años de cárcel, condena que tanto el Tribunal Superior de Justicia como el Tribunal Supremo ratificaron después.

La vida de Alberto L.R., que acaba de cumplir 43 años, discurrió entre rejas hasta que se le concedió el tercer grado penitenciario. El hombre inició hace un par de años una relación sentimental con una mujer tres años más joven. Ella acabó instalándose en el domicilio de él, en Son Ferriol.

Las cosas, según cuenta la mujer, empezaron a torcerse en cuanto empezaron a convivir. Él empezó a mostrarse agresivo y los insultos y los guantazos empezaron a ser habituales. La mujer acabó hartándose tras sufrir una violenta agresión el pasado sábado.

Esa noche, Alberto L.R. volvió a las andadas durante una nueva discusión por celos. La víctima afirma que recibió golpes por todo el cuerpo. El hombre llegó a cogerla del pelo y golpearle la cabeza contra la esquina de un mueble de la cocina. El sospechoso, como ya hizo en el año 2002 en Cala Gamba, cogió un martillo e intentó atacar con él a la mujer. Esta logró ponerse a salvo, encerrándose en el cuarto de baño de la vivienda.

Decidida a poner fin a esta situación, la mujer acudió a un centro médico para ser atendida. El pasado lunes se presentó en una comisaría de la Policía Nacional y contó a los agentes el calvario vivido al lado de Alberto L.R. Según explicó la víctima, llevaba meses padeciendo malos tratos físicos y psicológicos, recibiendo bofetadas, insultos y menosprecios de manera habitual. La mujer relató la brutal agresión del sábado por la noche y aportó el informe médico que reflejaba las lesiones sufridas.

La Policía Nacional puso en marcha una investigación. Los agentes encargados del caso comprobaron en su base de datos que el sospechoso tenía un antecedente por homicidio y centraron sus esfuerzos en dar con él. Lo consiguieron en cuestión de horas. El hombre fue localizado y detenido ese mismo día en su domicilio de Son Ferriol como presunto autor de un delito de malos tratos.

Otra vez en prisión

Alberto L.R. fue trasladado a comisaría para ser interrogado sobre las agresiones denunciadas por su pareja. El hombre pasó la noche del lunes en los calabozos y el martes por la tarde fue puesto a disposición del juzgado de instrucción número 4 de Palma. Tras tomarle declaración, la magistrada decretó su ingreso en prisión preventiva, como había solicitado la fiscalía.

El acusado fue trasladado entonces por la Policía al centro penitenciario de la carretera de Sóller, donde permanece recluido de nuevo. El caso será asumido ahora por uno de los dos juzgados de violencia sobre la mujer de Palma.