Un juzgado de Palma ha condenado a dos años y medio de prisión a una conductora francesa que arrolló mortalmente a un ciclista, Biel Llull, policía local de Palma, cuando circulaba en coche borracha a las afueras de Sineu en septiembre de 2016. Biel Llull, vecino de Sineu muy querido en el municipio y en el cuerpo policial palmesano, iba en bicicleta con su hijo, menor de edad, cuando fueron atropellados en la carretera vieja de la localidad del Pla. La imputada, de 36 años, casi cuadruplicó la tasa máxima permitida de alcoholemia al dar dos tasas positivas de 0,94 y 0,98 mg/l.

Ahora, el juez le ha impuesto una pena de dos años, seis meses y diez días de cárcel, lo que implicaría su ingreso en prisión cuando el fallo sea firme. El magistrado considera a la acusada responsable de un delito de homicidio causado por imprudencia grave, en concurso con un delito de conducción bajo la influencia del alcohol. También le priva del derecho a conducir vehículos de motor y ciclomotores durante tres años y siete meses, lo que conlleva la pérdida de vigencia del permiso de conducir.

La imputada estuvo poco más de un mes en prisión provisional, pero luego salió libre con fianza. En concepto de responsabilidad civil, se condena a la aseguradora a pagar más de 500.000 euros a los familiares del fallecido, con dos hijos menores de edad. Esta cantidad ya ha sido abonada y, además, el seguro tendrá que pagar los intereses por la demora injustificada en consignar el dinero desde el 14 de septiembre de 2016, día del siniestro, hasta el 5 de abril de 2017, como solicitó el fiscal y el abogado de la acusación particular Diego Wencelblat.

La sentencia aún no es firme y podría ser recurrida ante la Audiencia de Palma por el letrado defensor Manuel Vich.

Según se declara probado, el 14 de septiembre de 2016, a las 19,40 horas, la acusada conducía un Opel Corsa acompañada de su pareja por la carretera vieja de Sineu con sus facultades psicofísicas mermadas por el consumo de alcohol y "completamente desatenta" a las circunstancias del tráfico.

Cuando salía de Sineu, circuló algo en zigzag e invadió el sentido contrario. Luego, en el kilómetro 28,15 no se percató de la presencia de dos ciclistas, Biel Llull y su hijo, quienes circulaban correctamente con casco y ropa técnica de colores llamativos. El niño iba por el arcén y su padre, a su lado, dándole protección.

Pese a que ambos eran visibles desde 540 metros y de que existían señales de advertencia de peligro por ciclistas y de recordatorio de la distancia mínima lateral de seguridad, la acusada invadió el arcén derecho y golpeó primero al menor con el retrovisor haciéndole caer al suelo y después atropelló a su padre, quien impactó en el capó del coche y cayó también al suelo. Biel Llull falleció y su hijo sufrió lesiones leves.

La conductora dio positivo en la prueba de alcoholemia, con dos tasas de 0,94 y 0,98, casi cuadruplicando el límite máximo permitido.

Presentaba síntomas de ir ebria como el rostro sudoroso, ojos brillantes, pupilas dilatadas o habla pastosa. No colaboró con los agentes y primero negó ser la conductora e hizo responsable a su pareja. Al día siguiente, en el juzgado reconoció ser la autora del atropello y haber bebido mucho alcohol. Esta confesión y el esfuerzo reparador al pagar, a través de su compañera, 51.585 euros en fechas próximas al accidente han sido tenidos en cuenta para atenuar su pena. Sin embargo, el magistrado ha rechazado apreciar la atenuante muy cualificada de reparación del daño, ya que se necesita "mucho más" y resulta casi imposible aplicarla ya que en estos momentos la opinión pública no comprendería una gran rebaja de la pena, a la vista de los arrollamientos de ciclistas en el país, recientes e incluso en nuestra isla.