Un violento ataque sorpresivo y por la espalda. El policía que acudió el martes a un domicilio de sa Indioteria para entregar una notificación judicial recibió golpes con una barra de hierro propinados, presuntamente, por padre e hijo. La brutal agresión se produjo cuando el agente ya se iba y se disponía a abandonar el domicilio.

La corpulencia del veterano agente, de 60 años, le salvó de que las lesiones que le provocaron los agresores fueran más graves. Nada más traspasar el umbral, el policía se topó con la manifiesta hostilidad del cabeza de familia, con numerosos antecedentes en su haber. Ante la reiterada negativa a recoger la notificación judicial, el policía la dejó en la vivienda y se dio media vuelta.

Cuando estaba a punto de marcharse, el funcionario de la unidad adscrita a los juzgados de Vía Alemania se topó con el furibundo ataque del padre, también de unos 60 años. El atacante cogió una barra de hierro y le empezó a agredir en la cabeza y en el cuerpo.

La lluvia de golpes le hizo caer al suelo. Cuando se encontraba en esta situación, el hijo prosiguió la agresión hasta que la víctima se reincorporó y salió renqueando del domicilio. En su huida, el policía fue dejando un reguero de sangre.

Tras comunicar a la central la brutal agresión que acababa de sufrir, el inmueble de la urbanización Can Enric de sa Indioteria, en el número 638 del Camí dels Reis, quedó tomado por la Policía.

Decenas de agentes se personaron rápidamente en el lugar. Mientras tanto, padre e hijo permanecían atrincherados en el interior con nula intención de entregarse. Además, el padre aseguró a los numerosos policías que estaban apostados ante su puerta que tenía una escopeta y que la usaría si no se marchaban de allí. Posteriormente se comprobó que se trataba de un farol.

Durante el asedio policial, el progenitor estaba "enloquecido". No atendía a razones. Los esfuerzos del negociador policial para tratar de entablar un hilo de comunicación con él resultaron vanos. No obstante, su hijo, de 35 años, sí mostró cierta predisposición a entregarse.

En vista de que no se podía llegar a un acuerdo, los policías apostados ingeniaron una argucia para irrumpir en la vivienda. Un "descuido provocado" fue la fórmula que se adoptó para acceder al inmueble, reducir a padre e hijo y trasladarlos detenidos a los calabozos sin que hubiera que lamentar más heridos.

Antecedentes violentos

El progenitor ya tenía antecedentes en 1990 por otro presunto delito de atentado, al haber agredido a otro policía. En la mañana de hoy está previsto que padre e hijo sean trasladados de los calabozos de la Jefatura Superior de Policía de Balears hasta el juzgado de guardia.

El agente herido, por su parte, se recupera de las lesiones sufridas en una clínica palmesana. Solo está pendiente de que se le realice un TAC para descartar una posible lesión cerebral.

Como consecuencia de esta brutal agresión al agente que portaba la notificación judicial, la Policía Nacional ha decidido cambiar el protocolo para minimizar los riesgos al funcionario que hace la entrega. A partir de ahora, siempre acudirá a un domicilio acompañado por un agente uniformado.