Un espectacular cerco policial se cerró ayer en torno a un padre y a un hijo después de que se atrincheraran en su vivienda situada en el barrio palmesano de sa Indioteria. Ambos fueron detenidos tras la brutal agresión con una barra de hierro en la cabeza al agente que les llevó a su domicilio una notificación judicial.

Los hechos se iniciaron en la mañana de ayer en un domicilio situado en la urbanización Can Enric, a la altura del número 638 del Camí dels Reis, en el barrio de sa Indioteria. Un policía de la unidad adscrita a los juzgados acudió a la vivienda para entregar una notificación judicial.

Al parecer, el padre de familia, de 57 años, rehusó enfurecido recoger la notificación judicial. Su hijo, de 35 años, respaldó a su progenitor Cuando el policía dejó la misiva en la vivienda, reaccionó con una violencia desmedida.

Esgrimió una barra de hierro y empezó a golpear al desprevenido agente en la cabeza y en el cuerpo. Como buenamente pudo, el funcionario escapó dejando un gran reguero de sangre. Pidió ayuda y fue llevado a un centro sanitario de Palma.

La noticia del salvaje ataque al policía enervó a sus compañeros. En poco tiempo un nutrido dispositivo policial quedó establecido en torno al domicilio y la calle fue acordonada. Padre e hijo hicieron caso omiso a los reiterados requerimientos para salir de la vivienda y se atrincheraron en el interior.

Mientras un helicóptero de la Policía Nacional sobrevolaba la vivienda, el resto de agentes se fue desplegando y tomando posiciones para buscar el momento oportuno para intervenir.

Por su parte, el negociador de la Policía trató de establecer un hilo de comunicación con padre e hijo para que depusieran su actitud. Los intentos fueron vanos. Padre e hijo no hicieron el menor ademán de tratar de llegar a un acuerdo.

"Un descuido provocado"

Medio centenar de agentes se encontraba apostado ante el inmueble y permanecieron allí durante varias horas. Los refuerzos fueron llegando poco a poco provistos de chalecos antibalas.

El presunto autor material de la violencia agresión al policía que le trajo la notificación del juzgado arrastraba tras de sí un pasado violento. Al parecer, ya había estado en la cárcel y había protagonizado frecuentes enfrentamientos con sus vecinos tras negarse a pagar la comunidad. Otros residentes también se quejaron de que solía soltar a un pitbull por la zona y temían que atacara a algunos niños.

El cerco se volvió más férreo. Muchos agentes apuntaron con armas largas a la vivienda y los efectivos de la Unidad de Prevención y Reacción se ajustaron los cascos y las protecciones. Tras "provocar un descuido", los agentes redujeron a padre e hijo y los condujeron a los calabozos.