La Policía Local de Palma ha cazado a un motorista que circulaba a 132 kilómetros por hora en el Paseo Marítimo. El radar captó la semana pasada al infractor en un tramo limitado a 50 y con dos señales indicativas en las inmediaciones. Los agentes no pudieron interceptar al infractor, por lo que se ha citado al propietario del vehículo para que lo identifique y se le impute un delito contra la seguridad vial.

Los hechos ocurrieron el pasado viernes día 11. Un coche camuflado de la Policía Local dotado de radar estaba realizando un control de velocidad en el Paseo Marítimo, a la altura del número 35, de los automóviles que circulaban en dirección a la catedral. A las ocho y cuarto de la tarde, pasó por allí una motocicleta Kawasaki ER6N, de 650 centímetros cúbicos. El radar marcó que circulaba a 132 kilómetros por hora, superando con creces el doble de la velocidad máxima permitida en ese punto.

Los policías no pudieron darle el alto, pero comprobaron que la imagen del radar mostraba de manera nítida la matrícula de la motocicleta. Además, certificaron que justo en ese lugar y unos 400 metros antes hay sendas señales que fijan en 50 kilómetros por hora el límite máximo.

Con toda esta información, la Policía Local de Palma ha elaborado un informe sobre lo ocurrido. Los agentes han podido identificar en las bases de datos de Tráfico al dueño del vehículo infractor, un joven de 26 años residente en Palma. Los agentes han citado a declarar al propietario para que identifique a la persona que pilotaba la motocicleta en aquel momento, a la que se imputará un delito contra la seguridad vial.

Además, los policías plasmaran en qué circunstancias se cometió la infracción, tanto la densidad del tráfico como si el motorista llegó a poner en riesgo a otros usuarios de la vía con su excesiva velocidad. De esta manera, los cargos podrían incluir una conducción temeraria.

Fuentes policiales han explicado que los radares están calibrados a la baja, es decir, que habitualmente marcan una velocidad inferior a la real. Por ello, sospechan que el motorista circulaba incluso más rápido que los 132 kilómetros por hora captados por el aparato.

El código penal establece penas de entre 3 y 6 meses de prisión y la retirada del permiso de conducir entre uno y cuatro años por superar en más de 60 kilómetros por hora la velocidad máxima en vías urbanas, como ocurrió en este caso.