"'El Pablo' dirigía toda la barriada de La Soledat. Nadie podía actuar sin su conocimiento". El inspector de la Policía Nacional que investigó al poderoso clan de narcos y que lo descabezó en 2015 ha sido muy tajante hoy en la tercera sesión del macrojuicio que se celebra en la Audiencia de Palma por tráfico de drogas.

El instructor ha explicado que los vecinos más mayores del barrio eran coaccionados y malvendían sus casas. "Todas las viviendas iban dirigidas a 'El Pablo', que era la cabeza visible del clan. Compraban las casas e instalaban plantaciones de marihuana", ha manifestado. Las quejas vecinales habían aumentado considerablemente, por lo que la Policía Nacional decidió actuar a mediados de 2015 para desmantelar todo el clan. Desde 2008, los agentes habían realizado pequeñas intervenciones y registros en puntos de venta concretos.

"'El Pablo' dirigía todo el barrio. Se basaba en sus dos hijos. El mayor se encargaba de los temas económicos y del blanqueo y el pequeño dirigía los puntos de venta de droga. Dos sobrinos del cabecilla controlaban puntos de venta de marihuana y hachís en las calles Ànimes y Randa y tenían plantaciones de marihuana. La hermana de 'El Pablo', Tamara, se encargaba de otro punto de venta de cocaína y su cuñada, también, ambos en la calle Teix", ha detallado el inspector policial.

"Toda la cocaína del barrio la controlaba 'El Pablo'. Él dirigía, no vendía, pero lo permitía a través de los distintos puntos de venta que regentaban sus familiares", ha destacado el investigador.

El grupo criminal contaba en el escalón más bajo con los 'aguadores', quienes avisaban de la presencia policial. En un escalón superior estaban los vendedores de droga, a quienes el clan confiaba la sustancia y el dinero. "Los cabecillas maltratan a sus vendedores, ya que los tienen horas y horas expuestos allí en los puntos de venta", ha indicado el policía nacional.

Según la versión del inspector, el clan de 'El Pablo' disponía de una red de aljibes en sus domicilios que estaban conectados con los desagües y que utilizaban para destruir la droga al detectar a la Policía. "Se deshacían de la cocaína con lejía y productos químicos que arrojaban por los aljibes", ha apuntado el instructor.

La banda tomaba grandes medidas de seguridad. Sus miembros apenas utilizaban los teléfonos móviles para no ser descubiertos y algunos puntos de venta de droga estaban blindados. "En una vivienda de la calle Rector Petro llevábamos seis años intentando entrar. Tenía una reja especial. Tuvimos que llamar a un grupo especial de la Policía para que tirara ese tipo de reja. Era una fortaleza inexpugnable. No se podía entrar. Quienes se beneficiaban de ese espacio eran familiares de Pablo Campos Maya", ha subrayado el inspector ante el tribunal de la sección segunda.

El clan también tenía un almacén donde guardaba la droga en la calle Teix. Allí, acudían para reponer la sustancia. El inspector del Grupo de Estupefacientes ha señalado que Tamara, la hermana de 'El Pablo', dirigía un punto de venta de cocaína en esa calle. "Aunque estuviera en el centro penitenciario dirigía desde allí el punto. Esto ocurre todos los días. Desde la cárcel controlan los puntos de venta porque tienen a sus vendedores trabajando", ha añadido.

El investigador policial también ha descartado que hubiera okupas en esas casas de la Soledat: "Es imposible que haya okupas en un territorio controlado por clanes. Es como en Son Banya, allí no hay okupas porque los clanes no lo permiten".

Por último, otros agentes que participaron en las pesquisas han declarado durante toda la mañana de hoy. El macrojuicio sigue mañana. Dos policías han relatado que encontraron dinero y una báscula de precisión dentro de un aljibe en un punto de venta de droga. "El aljibe lo utilizaban de basurero. Estaba lleno de basura. Desde arriba se podía ver el dinero y la báscula que acaban de arrojar", ha manifestado un policía.