'El Pablo', el histórico narcotraficante de La Soledat, se conformó ayer con una condena de cuatro años y medio de prisión en la Audiencia de Palma por tráfico de drogas en el único macroproceso que aún tenía abierto. "Yo tengo un pacto hecho, no tengo nada que declarar", indicó ante el tribunal de la sección segunda. Pablo Campos Maya, de 56 años, se declaró autor de un delito contra la salud pública y otro de integración en grupo criminal.

'El Pablo', que inicialmente se enfrentaba a una petición de pena de siete años de cárcel, también tendrá que pagar una multa de 37.000 euros por controlar la mayor parte del barrio de La Soledat, especialmente la calle Teix, y dedicarse a la distribución de marihuana entre terceras personas en 2014 y 2015.

El líder del grupo acudió ayer a la Audiencia de Palma junto con una cincuentena de acusados, entre ellos dos de sus hijos, que también alcanzaron un acuerdo con el fiscal antidroga de Balears, Julio Cano, y aceptaron cuatro años y medio de cárcel y dos años y nueve meses, respectivamente.

La mayoría de los sospechosos pactó con el ministerio público. En total, 46 encausados admitieron ayer los cargos de narcotráfico en la vista oral y aceptaron 100 años de prisión. Solo cinco imputados no se conformaron con los hechos ni con las penas, por lo que el juicio sigue contra ellos. Estas últimas personas también están acusadas de traficar con cocaína en La Soledat y, por ello, se enfrentan a peticiones de condena más elevadas.

Pablo Campos Maya estuvo un año en prisión provisional por esta causa y la Policía Nacional le intervino un flamante todoterreno Porsche Cayenne. El macrojuicio de ayer es uno de los mayores casos de narcotráfico de Balears debido al elevado número de procesados, junto con el macroproceso de 'Kabul', que descabezó el poderoso clan de 'La Paca' de Son Banya en el verano de 2008.

Entre 2014 y 2015

El clan de 'El Pablo' actuó desde agosto de 2014 a septiembre de 2015 como una estructura perfectamente organizada cuya finalidad exclusiva era el lucro proveniente de la distribución de sustancias estupefacientes, en concreto, marihuana y cocaína.

El grupo estaba dirigido por 'El Pablo', bajo cuyas órdenes estaban los demás sospechosos. Él era el principal beneficiario de las ventas de marihuana. El clan controlaba prácticamente todas las propiedades situadas en varias calles del barrio de La Soledat, en Palma, donde se instalaron puntos de venta de droga normalmente regentados por familiares del cabecilla. Así, se creó una zona "prácticamente impermeable" a la investigación policial, según el fiscal, ya que cualquier persona que circulaba por estas vías, sobre todo en la calle Teix, y que no fuera miembro del grupo o cliente de los puntos de venta, era inmediatamente detectada.

A cambio de esta protección, estos domicilios se abastecían de 'El Pablo' y de sus principales colaboradores, dos de sus hijos, quienes regentaban distintos puntos de venta, los supervisaban, abastecían y realizaban la recaudación diaria.

La banda disponía de plantaciones de marihuana. En un escalafón intermedio se situaban otros familiares del líder que controlaban otros puntos de venta en la barriada. En el escalón más bajo estaban las personas que vendían la droga, vigilaban en la calle y avisaban al detectar la presencia de la Policía. Ayer, una acusada reconoció ante la sala que vendía cocaína en un domicilio de la calle Teix y que tenía a un joven para distribuir la droga por cuenta suya. "Venía de vez en cuando. Estuvo dos o tres meses. Yo le daba unos 200 euros al día por vender la droga", declaró la sospechosa, que aceptó cinco años de cárcel. Este vendedor, que se encuentra preso por otra causa, no quiso conformarse ayer con la pena y pidió al tribunal que a ver si le podían rebajar la condena "un poco".

Por su parte, el lugarteniente de 'El Pablo', conocido como 'Cololo', se conformó ayer con la pena más elevada, cinco años y medio de prisión y 100.000 euros de multa, ya que se encargaba de los contactos con proveedores de cocaína. El clan de 'El Pablo', además de controlar el barrio de La Soledat, también intimidaba a los vecinos y a sus subordinados para que no denunciasen a la Policía sus actividades, según la acusación.