Dos extrabajadoras de la guardería de Palma cuya dueña ha sido condenada esta semana han relatado a IB3 Notícies los malos tratos que presenciaron de la mujer a los bebés. "Los encerraba y los dejaba llorar durante una o dos horas", han explicado estas testigos a la televisión pública. Las mujeres aseguran que también se cometían irregularidades en materia de seguridad alimentaria y que recibieron amenazas por parte de la acusada si denunciaban los hechos. La condenada, por su parte, sostiene que todo es falso y que acabó declarándose culpable para acabar con "un calvario de tres años". La dueña de la guardería, de 47 años, asegura que todo es fruto de una venganza cuyos motivos desconoce.

"Cuando los niños lloraban o estaban muy nerviosos, ella supuestamente para tranquilizarlos, los encerraba en el aula de los bebés o en el baño. Los dejaba solos, atados a la trona con la correa de seguridad, con la luz apagada o la puerta cerrada durante una o dos horas", ha explicado una de las exempleadas. Estas antiguas trabajadoras de la guardería relatan también cómo una de las menores era obligada a comer y a ingerir su propio vómito. Los bebés recibían también insultos de manera reiterada, siempre según estas antiguas trabajadoras: "Les llamas tontos y feos".

Las testigos sostienen también que la comida no se conservaba de manera adecuada. "Los huevos hervidos que no se consumían los dejaba en la nevera sin protección. El pescado también. Y los potitos los metía en el congelador sin tapar", sostienen. También afirman que "para ahorrar aire acondicionado", la responsable de la guardería hacia comer a los niños "fuera, a pleno sol en el mes de agosto".

Según su versión, en la guardería se incumplían también algunas medidas de seguridad básicas, como los enchufes al alcance de los niños. Además, había personal trabajando sin tener la titulación necesaria. "Era horroroso", sentencian.

Las testigos afirman que no denunciaron antes los hechos por las amenazas de su jefa. "Nos decía que nos iba a hacer la vida imposible", cuentan. Estas mujeres llegaron a grabar vídeos de las irregularidades que luego acompañaron a la denuncia presentada ante la Policía por la madre de uno de los bebés.

La dueña de la guardería ha explicado a este diario que, pese a haber admitido los hechos durante el juicio celebrado el pasado viernes, "todo es falso". "Nada es cierto. Trabajo desde el año 2010 con niños, no soy una delincuente", sostiene. Según su versión, ella no tenía intención de admitir las acusaciones y pactar con la fiscalía, pero acabó siendo convencida por su abogada. "Lo hice para acabar con este calvario que dura ya tres años, pero todo es falso", asegura.

La mujer se enfrentaba inicialmente a una petición de seis años de prisión por delitos contra la integridad moral y malos tratos. Finalmente, acató una pena de seis meses de cárcel y 300 euros de multa, así como una indemnización de 1.000 euros a la madre de uno de los bebés.