Secuestros, extorsiones o suicidios. Todas estas tareas están encomendadas al negociador de la Policía Nacional. El inspector Diego Cazalla (Córdoba, 1955) es el único funcionario con el que cuenta la Jefatura Superior de Policía de Balears para afrontar estas misiones cuando hay vidas humanas en juego. También es el jefe de la Unidad de Delitos Especializados y Violentos (UDEV), donde se tratan asuntos tan delicados como homicidios o atracos.
¿Qué cualidades requiere una persona para ser un negociador?
Debe de ser una persona que sepa empatizar, cualidades de escucha activa, que la otra persona perciba que le estás escuchando y se rebaja la llamada línea de desastre y las emociones, la persuasión. Tiene que ser una persona que sepa transmitir tranquilidad. No solo trabajamos con secuestros y extorsiones, sino también con enfermos con ideas suicidas. Hay que tener con ellos una sensibilidad especial, empatizar con ellos y saber ganártelos. Hasta el tono de la voz lo tenemos que cuidar con estos enfermos., no podemos transmitir agresividad. Contención verbal, saber escuchar y comprender sus problemas.
¿Cuál es el caso o la negociación más dura a la que se ha tenido que enfrentar?
El caso más duro y más desagradable fue con un suicida. Fue en la antigua torre de entrenamiento de los bomberos en Son Castelló. Un hombre estaba desaparecido. Fue un intento de negociación muy larga. Un psicólogo del 112, que se había personado en el lugar, y nosotros sabíamos que no había nada que hacer. Se intentó durante cuatro horas y se lanzó al vacío y sabíamos que lo iba a hacer. Mi experiencia es mayor con suicidas que en secuestros con rehenes, si bien nuestro curso está más enfocado a esto.
¿En cuántos casos de suicidas ha tenido que intervenir?
Desde 2007, cuando se hizo el primer curso de negociadores, en cinco ocasiones. He sido requerido para activar el equipo de negociación en al menos diez ocasiones.
¿En cuántas de estas actuaciones como negociador han acabado con éxito?
El resto han acabado con final feliz. Por eso se están organizando unas jornadas para que todos los funcionarios que están en Seguridad Ciudadana tengan unos conocimientos básicos. Tienen mucho éxito entre los policías y hay mucha demanda.
¿Hay alguna intervención que recuerde especialmente?
Hay un caso muy reciente. Una unidad hizo una intervención muy brillante. Un inspector y una patrulla actuaron con una chica que quería lanzarse al vacío desde una vivienda. Dos de los funcionarios tuvieron en cuenta lo que habían aprendido en aquellas jornadas. Era un domingo, en Son Armadans. Yo iba de camino y me llamaron diciendo que lo habían solucionado. Lo hicieron muy bien.
¿Cómo se empatiza con un suicida, con una persona que se quiere quitar la vida?
Es lo que llamamos la escucha activa. Lo primero que tenemos que hacer al llegar es tratar de reducir las emociones y hacer que el sujeto regrese a su normalidad. En ese momento está en una fase de excitación muy alta. Tratamos de compenetrarnos e influir en él. Recopilamos información. Por qué lo va a hacer.
¿Hay que buscar alguien de su entorno más cercano?
Hay que tener mucho cuidado, porque no podemos buscar al causante del problema. Crearía más estrés y echaríamos gasolina al fuego. Hay que estimular el cambio de conducta.
¿Cómo se estimula ese cambio de conducta en la persona?
Se le pregunta qué le ha llevado a esa situación. Que se vaya expresando y se vaya oxigenando. En el momento en el que logramos que hable, logramos que se baje el nivel de excitación. En el momento en el que tenemos una comunicación fluida, tenemos el 80% de nuestro trabajo hecho. Otra premisa fundamental en toda negociación es ganar tiempo.
¿Se trata de dar la sensación de que no hay ninguna prisa?
El tiempo es muy importante. También tenemos que controlar nuestras propias emociones. Si empezamos a chillar o a quererlo resolver muy rápido. Hay que hacerle ver que todo tiene arreglo y que no es el fin del mundo. El suicida se encuentra tan sumamente bloqueado que no le ve solución a su problema.
¿Esta negociación es similar en un secuestro con rehenes?
Sí. Es extrapolable a todo tipo de situaciones de crisis. Las ideas básicas son las mismas: resolver el problema con la menor lesividad y velar, en primer lugar, por la vida de las personas. Del secuestrador, de los rehenes, de los policías que actúan y de los bienes inmuebles.
¿Ha abordado algún secuestro con rehenes en Balears?
Hace años tuvimos un secuestro exprés en Joan Miró. A una prostituta le obligaron a dar el pin de las tarjetas. Mientras uno la custodiaba, el otro bajó al cajero y sacó dinero. Fue muy rápido. No fue necesaria la negociación. Se resolvió con investigación. Hay agentes que saben empatizar muy bien, aunque no sea negociador. Si ha enganchado, es importante que no se le releve.
¿Ha participado en la negociación de un secuestro virtual?
En Balears hemos tenido 16 casos en los últimos dos años, sobre todo en 2017. De estos, 15 presuntos secuestradores estaban en Chile. A principios de este año, hubo uno a la mejicana. Personas que juegan con información de un empresario de Balears que estaba en ese país y llaman a la familia que está aquí. Cuando la mujer y la hermana iban a la oficina de correos cerca de la Comisaría de s'Escorxador para pagar el rescate les informamos de que era una estafa. Estamos en contacto con la central en Madrid y mantenemos una estrecha colaboración con policías de otros países. En México son muy expertos.
¿Como jefe de la UDEV qué casos significativos lleva y qué espina tienen clavada?
Homicidios, desaparecidos, atracos, secuestros y extorsiones, que se dan más a menudo. También llevamos los robos con fuerza El caso de la profesora Ana Eva Guasch es la espina clavada y se sigue investigando. Una de los casos que resolvimos fue el de la banda de atracadores aficionados al juego y que no tenían antecedentes. La patrulla se percató de que en el coche llevaban un chándal con el escudo de una peña antigua, que aparecía en las grabaciones.
Uno de sus éxitos ha sido, en colaboración con la Guardia Civil, la investigación de Los ángeles del Infierno.
Empezamos en 2011 y terminamos el 23 de julio de 2013. La instrucción judicial del caso ha sido muy complicada y estamos a la espera del juicio.
