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Narcotráfico

La droga se dispersa por Palma

El negocio de los estupefacientes se ha trasladado de Son Banya a diferentes barriadas de Ciutat y pueblos de la Part Forana

La droga se dispersa por Palma

"El narcotráfico es como un globo: si apretamos en una parte se hincha más en la otra". La frase es de un veterano agente antidroga de la Guardia Civil, testigo directo de la evolución de la venta de estupefacientes en la isla durante las últimas décadas, y va como un guante al fenómeno que se está registrando en la actualidad. La decadencia del poblado de Son Banya, el conocido como el "supermercado de la droga", que en teoría tiene que estar completamente desmantelado en el año 2021, está coincidiendo con el auge de otros clanes que se han diseminado por diversos barrios de Palma y pueblos de la Part Forana.

La última muestra ha sido la "operación Ludar", desarrollada por el Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) y la Policía Judicial de Algaida, en la que fueron desmantelados una treintena de puntos de venta de droga y plantaciones de marihuana dispersas por toda la isla, pero especialmente en distintas barriadas de Palma, desde el Polígono de Levante hasta Son Forteza y el Vivero.

Los agentes de la Guardia Civil llevaban meses siguiendo las actividades de dos grandes clanes de narcotraficantes: el del Seco y el de la Carmen. Estas dos organizaciones habían adquirido un gran auge en los últimos tiempos, al quedarse con una gran parte del negocio de las bandas de Son Banya. El poblado, que durante los últimos treinta años se había convertido en el supermercado de la droga de Mallorca, vive en la actualidad sus horas más bajas, golpeado por sucesivas operaciones policiales antidroga y con un plan de desalojo en marcha que prevé que quede totalmente desmantelado dentro de apenas tres años.

Y el negocio que han perdido los clanes de Son Banya ha pasado a otras bandas, que se han diseminado por barriadas de la zona de Levante de la ciudad.

Los puntos de venta desarticulados en Palma en la "operación Ludar" estaban en las calles 328 (donde los narcotraficantes tenían cuatro pisos) y Caracas, del Polígono de Levante; en las calles Goya (tres puntos de venta) y Moreneta, de la barriada de Virgen de Lluc; en la calle Regalo, de Son Gotleu; en San Isidro Labrador y Joan Estelrich, de es Rafal; en Trobadors y Joaquín Sorolla, de Son Forteza; en Músico Baltasar Samper y Cala Mitjana, de es Vivero; y en la calle Tiziá, junto a Blanquerna.

En la Part Forana fueron desmantelados pisos de venta de droga en la calle Génova de Marratxí, en la Avenida de Alcúdia de Inca, en la calle Darder de Felanitx y en una finca de los alrededores de Algaida.

Adiós a Son Banya

"Siempre hemos tenido pisos donde se vendía droga en el interior de Palma y en los pueblos", explica un experto de la lucha contra el narcotráfico. "Pero una gran parte del menudeo, de la venta directa a los consumidores, estaba concentrada en Son Banya".

Eran los tiempos en los que durante las tardes de los fines de semana se producían grandes embotellamientos en el camino de acceso al poblado, por los miles de coches de consumidores que acudían a comprar una dosis para salir de fiesta. "Eso ya no ocurre", comenta el experto. "La gente ya no acude masivamente a Son Banya, y el negocio se ha diseminado. Se ha producido una suerte de deslocalización".

El epicentro del narcotráfico se ha desplazado a algunas de las barriadas más humildes de Palma, donde los clanes de traficantes están arrinconando a los vecinos de toda la vida. Este fenómeno se ha registrado desde hace años en Son Gotleu, donde compiten clanes de narcos españoles con bandas de africanos, que se han especializado en la venta de heroína.

Otros puntos donde el narcotráfico se ha asentado con fuerza son las casas de Corea, en Camp Redó, y el poblado marginal de El Hoyo, junto al Secar de la Real, donde el número de infraviviendas ha aumentado mucho.

Pero los responsables de la operación Ludar han constatado que el narcotráfico se ha extendido a otras barriadas. En la calle 328 del Polígono de Levante, un mismo clan controlaba cuatro pisos donde presuntamente se vendía droga. En la calle Goya, de Virgen de Lluc, tenían otros tres pisos. Estos puntos de venta también se han extendido a zonas de Palma, donde no se habían detectado anteriormente, como es Rafal, es Vivero, Son Forteza o los alrededores de la calle Blanquerna.

O sea, la gente ya no va a Son Banya porque conoce un punto de venta de droga más cercano y que probablemente le evita una sorpresa desagradable, como encontrar un control policial en el camino de acceso al poblado y tener que dar explicaciones de hacia dónde se dirige.

"El problema lo va a sufrir la gente de a pie",comenta otro agente de la Guardia Civil especializado en el tráfico de drogas. "Algunos de los vecinos de estas fincas se han visto tan agobiados por la presencia de los narcos que han acabado vendiéndoles sus casas por cuatro duros. Esto explica que algunos clanes cuenten con hasta cuatro pisos en una misma calle". Este fenómeno se ha registrado en otras barriadas, como Son Gotleu, donde vecinos de toda la vida terminan marchándose acosados por los narcotraficantes.

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