Hay pequeños detalles muy reveladores que definen la forma de ser de una organización criminal. Una necesidad casi patológica de hacer ostentación del dinero que obtienen con el narcotráfico que, a la postre, ayuda sobremanera a los investigadores a conocer su verdadera actividad pese a no tener oficio conocido. Hace una semana, doscientos agentes de la Guardia Civil desmantelaron en Mallorca, principalmente en Palma, dos activos clanes de narcotraficantes: el de La Carmen y el del Seco, que han retomado los hijos del histórico capo fallecido. Entre todos los vehículos de alta gama que manejaban destacaba un deslumbrante Maserati. Y en el llavero una imagen de Antonio Recio (”mayorista, no limpia pescado”). Se trata del popular personaje avinagrado y retrógrado dueño de una marisquería en la serie ‘Aquí no hay quien viva’, magistralmente interpretado por el actor Jordi Sánchez. Aunque más bien el título es aplicable a los sufridos vecinos de los clanes que se veían obligados a soportar los continuos desmanes y el hostigamiento al que eran sometidos permanentemente por los narcos.

Acampada en el juzgado

El viernes de la semana pasada, por la tarde, más de cien personas se reunieron a las puertas de los juzgados de Vía Alemania. Eran los familiares y allegados de la veintena de detenidos en la gran operación de la Guardia Civil contra el tráfico de drogas en Mallorca que esa tarde pasaban a disposición judicial. Buena parte de los concentrados aguantaron estoicamente hasta las siete de la mañana del día siguiente, cuando el magistrado terminó con el interrogatorio al último de los sospechosos. Cada vez que uno de ellos salía en libertad, los familiares estallaban de alegría, perturbando el sueño de los vecinos de la zona. Su paso por Vía Alemania dejó huella. Dos brigadas de Emaya tuvieron que acudir el sábado por la mañana a la zona y trabajar a destajo para retirar la gran cantidad de basura y desperdicios que dejaron.

Sin tenerse en pie

Una conductora ebria salió tambaleándose del coche, sin apenas poder tenerse en pie, después de estrellar su coche contra un parquímetro de la ORA la noche del pasado domingo 25en Illetes. Pese a su manifiesto estado de embriaguez, instó a los empleados de un hotel a que le ayudaran a enderezar el coche, que se le quedó atravesado, para proseguir la marcha antes de que viniera la Policía Local de Calvià. El personal no le hizo el menor caso. Cuando llegaron los agentes, dio 1,1 en la prueba de alcoholemia, al borde del coma etílico, y fue detenida por conducir bajo los efectos del alcohol.

Parking restringido

El aparcamiento del patio de Vía Alemania suele estar muy solicitado en fechas como las navidades o la Semana Santa. Algunos funcionarios del edificio decidían dejar allí el coche para ir a la Cabalgata de Reyes o las procesiones, pese a no estar trabajando ese día. La jueza decana ha tomado cartas en el asunto y ha recordado, con la colocación de varios carteles, que el parking es para uso exclusivo de los trabajadores que están de guardia durante esa jornada.

Las dudas del testigo

Durante un juicio por un accidente laboral mortal en una empresa de Manacor declaró como testigo un compañero de la víctima. El hombre todavía trabaja allí. Respondió a las preguntas que le hicieron de forma muy vaga y sin concretar algunas cuestiones peliagudas. La magistrada acabó recordándole que estaba obligado a contestar la verdad y llegó a preguntarle si había sido aleccionado por sus jefes -sentados en el banquillo- sobre lo que tenía que decir. Respondió que no, claro.

No quería salir

Un preso citado a declarar por haber quebrantado una orden de alejamiento de su padre se negó a salir de la cárcel cuando la Policía fue a buscarlo. El hombre se sentó en el suelo y los agentes tuvieron que cogerlo. Una vez en el juzgado, dijo que el denunciante no es su padre y que su apellido es Gora ETA.