El aspecto modesto de determinadas viviendas situadas en la calle 328 del barrio palmesano de Nou Llevant contrastó sobremanera con su abigarrada decoración interior. Estuco de mármol rosa por doquier, baldosas de cerámica ajedrezada y televisores descomunales de más de dos metros y unas 80 pulgadas junto con otros no menos caros equipos de sonido. Este es el panorama con el que se toparon los investigadores después de adentrarse en los inmuebles.

Pese a la ausencia de oficio conocido de los moradores, disfrutaban de un desahogado nivel de vida. La discreción no era precisamente su fuerte. En la puerta tenían estacionado un Audi A4 o un Audi Q5 con los que se daban frecuentes paseos por la barriada.

"Hay dos tipos de vecinos aquí, los que trafican y los que los sufrimos", apuntó un residente en la zona. "Muchos han hostigado a la gente mayor que vivía aquí, que han tenido que vender sus casas por dos duros", recalcó.

A primera hora de la mañana, los efectivos de la Guardia Civil tiraron muchas puertas abajo antes de irrumpir en la casa en busca de la sustancia estupefaciente. La súbita irrupción de los efectivos de la Guardia Civil sorprendió a la inmensa mayoría de los moradores en la cama. Antes de que pudieran reaccionar, su vivienda ya había sido completamente tomada.

Los vecinos más madrugadores que habían salido de su casa para pasear al perro se toparon con sorpresa con gran cantidad de agentes de la Guardia Civil con el rostro cubierto con pasamontañas.

Los agentes se encontraron las aparentemente modestas residencias de los sospechosos repletas de caros aparatos electrónicos y una suntuosa decoración de dudoso gusto que contrastaba sobremanera con su sobria fachada.

Un camión procedente de Llucmajor se desplazó en la mañana de ayer a la calle 328 de Nou Llevant. Los operarios fueron cargando televisores de dimensiones colosales de los presuntos narcotraficantes. Su enorme tamaño hizo que tuvieran dificultades en depositarlos en la parte trasera para su traslado.

Otra modesta vivienda que no pasaba en absoluto desapercibida se encontraba situada en el número 100 de la calle Regal, en el barrio palmesano de Son Gotleu. Al abrir la puerta, un profundo olor a marihuana impregnó la vía pública. Cuando los investigadores de la Guardia Civil se adentraron en la vivienda, el secreto a voces se confirmó: se toparon con una plantación de grandes dimensiones.

El elevado consumo de fluido eléctrico y el impago de los recibos fue la primera señal que indicaba que pudiera albergar la plantación en el interior. Técnicos de Gesa acudieron ayer al inmueble para anular el enganche ilegal a la red. Mientras, dentro, los agentes trabajaban de valiente para consignar todas las sustancias estupefacientes que encontraban.