El incendio declarado en noviembre en el polígono de Marratxí, intencionado según las pesquisas de la Guardia Civil, sigue causando quebraderos de cabeza a los empresarios cinco meses después. Seis de las diez naves afectadas continúan inutilizables y los empresarios han optado por cesar su actividad o trasladarla a otros recintos. Los perjudicados continúan pendientes de la valoración definitiva de las pérdidas millonarias sufridas por el fuego. Los dueños de la empresa donde se inició el incendio han asegurado no tener información oficial sobre las causas del siniestro: "No sabemos nada. No tenemos nada que decir", sostienen. Un portavoz de la Guardia Civil, por su parte, afirmó que la investigación sobre el origen de las llamas sigue abierta.

El fuego, que comenzó el 18 de noviembre en Samarretes Mallorca, una empresa de serigrafía y estampación de camisetas, acabó extendiéndose a una decena de naves que corrieron desigual suerte. "Desde el incendio está todo como quedó. No se ha podido reconstruir nada ni hemos podido volver a trabajar allí", explica Santiago Sánchez, propietario de la carpintería metálica Talleres Sánchez-Ruiz. Su nave no fue de las más afectadas, pero quedó inservible. "Todavía están haciendo presupuestos de lo que va a costar reparar los daños. Hay techos de uralita cuya retirada es muy costosa. En total serán unos 40.000 euros", calcula Sánchez.

También cambió su sede la empresa de artículos de souvenir que dirige Lluís Abadia. "La nave quedó totalmente quemada, destrozada. Ahora estamos en otro sitio", señala este perjudicado, cuyas estimaciones apuntan a más de dos millones de euros de pérdidas. Un tercer empresario optó tras el siniestro por trasladar su negocio ante la imposibilidad de seguir trabajando en su recinto del polígono de Marratxí. Por suerte han corrido tres compañías que desde el día del siniestro han paralizado completamente su actividad. Los otras cuatro industrias afectadas sí han podido seguir funcionado el mismo lugar tras reparar los daños sufridos por las llamas y el humo, de menor entidad que el resto.

La investigación de la Guardia Civil ha revelado la presencia de acelerantes en la nave donde se inició el incendio y, por tanto, que el fuego fue provocado de forma intencionada, como informó ayer DIARIO de MALLORCA. Los hermanos Matías y Jaime Caimari, dueños de este negocio, aseguraron que no han recibido ninguna comunicación sobre las causas del siniestro y rehusaron hacer comentarios. "No sabemos nada, ni tenemos nada que decir", han sentenciado.

Las pesquisas llevadas a cabo por el instituto armado han permitido acotar el foco del fuego y descartar que tuviera un origen accidental. La labor de los especialistas llegados desde Madrid y Barcelona, acompañados de perros especializados en la detección de sustancias sospechosas, ha permitido averiguar que las llamas fueron alimentadas con un producto acelerante. Durante varios días, los técnicos de la península y sus canes trabajaron en las naves siniestradas, donde se recogieron varias muestras de los restos carbonizados. Los análisis delaboratorio han evidenciado la presencia de sustancias para propagar el fuego, han explicado fuentes policiales.

Un portavoz de la Guardia Civil señaló ayer que la investigación para determinar cómo y por qué comenzó el incendio sigue abierta y pendiente de algunas diligencias. Los agentes encargados del caso tratan ahora de esclarecer quién pegó fuego a la nave y cuáles fueron sus motivaciones.

El incendio movilizó a una treintena de bomberos, que tardaron casi 20 horas en darlo por controlado. Los trabajos de extinción, dificultados por la gran cantidad de material inflamable que había en las naves, se prolongaron durante cinco días.