El devastador incendio declarado en noviembre en el polígono de Marratxí fue intencionado. Las pruebas llevadas a cabo en los laboratorios de la Guardia Civil han confirmado la presencia de acelerantes en la nave donde se inició el fuego, que acabó extendiéndose a otros nueve locales y causó pérdidas millonarias. Los investigadores han conseguido también localizar el punto donde se iniciaron las llamas, en una factoría de serigrafía, y descartar un origen accidental. La Policía Judicial sigue trabajando ahora para aclarar quién y por qué prendió fuego a la nave.

El departamento de Química del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, con sede en Madrid, ha remitido en los últimos días a la Comandancia de Palma los resultados de las pruebas realizadas a las muestras recogidas en los escombros del polígono de Marratxí, según han explicado fuentes policiales. Como sospechaban los agentes encargados de la investigación, el informe refleja la presencia de sustancias acelerantes de la combustión en los restos recogidos en la nave de 3.000 metros cuadrados de la empresa Samarretes Mallorca, donde comenzó el incendio. Las pesquisas han permitido también acotar la zona del recinto donde comenzó el fuego y, al mismo tiempo, descartar que hubiera podido iniciarse por un fallo eléctrico u otra causa accidental. Con estos resultados, la principal hipótesis de la Guardia Civil apunta a que alguien vertió a propósito un producto acelerante en el recinto y le prendió fuego.

Diez naves afectadas

Las llamas fueron detectadas pasada la una de la tarde del pasado 18 de noviembre. Para entonces el fuego se había extendido y avanzaba sin control por las naves situadas en la calle Licorers y el Camí de Muntanya. Una gigantesca columna de humo negro sobre la zona daba cuenta de la magnitud del incendio.

Más de una veintena de bomberos se desplegaron por el polígono para contener el avance de las llamas. El incendio acabó afectando a una decena de naves, que albergaban una panificadora, un taller de vehículos, una carpintería metálica, una distribuidora de productos de souvenir, un almacén de pinturas y disolventes, entre otras. La gran cantidad de materiales inflamables que había en estos negocios dificultó sobremanera el trabajo de los equipos de extinción. Los bomberos emplearon 19 horas para controlar las llamas y no dieron el incendio por extinguido hasta cinco días después. El balance de pérdidas fue millonario: tres naves quedaron completamente destruidas y con el derribo como única solución, y las otras siete resultaron dañadas.

Con el fuego sofocado, comenzó una laboriosa y exhaustiva investigación para intentar esclarecer el origen del incendio. La Policía Judicial de la Guardia Civil recibió refuerzos, con agentes y perros especializados en la detección de sustancias acelerantes llegados desde Madrid y Barcelona. Durante varios días, los especialistas recorrieron los restos de las naves afectadas para intentar dar con el punto exacto donde se iniciaron las llamas y esclarecer su origen. Los técnicos recogieron muestras que fueron remitidas a los laboratorios centrales del instituto armado en Alcalá de Henares (Madrid).

Las pruebas llevadas a cabo con las evidencias recabadas, como la cromatografía de gases, han revelado la presencia de productos acelerantes en las muestras.

Estos resultados, que dejan patente que el incendio fue provocado de forma intencionada, han permitido a la Policía Judicial de la Guardia Civil ahondar en líneas de investigación concretas. Los agentes se entrevistaron en los días siguientes al siniestro con posibles testigos y llevaron a cabo varias diligencias en busca de pruebas sobre lo ocurrido.

Ahora, las pesquisas se centran en intentar averiguar quién está detrás del incendio y qué perseguía pegando fuego a la nave.