La Guardia Civil localizó ayer al mediodía dentro de un pozo a las afueras de Valldemossa el cadáver de José Francisco Lozano Salar, el vecino de Palmanyola (Bunyola) de 47 años desaparecido desde el pasado martes.

Los especialistas del grupo de rescate en montaña del instituto armado (GREIM) trabajaron a primeras horas de la tarde en la zona para recuperar el cuerpo. También se movilizaron los agentes de la Policía Judicial para llevar a cabo una minuciosa inspección ocular en el lugar y averiguar las circunstancias en las que se produjo el fallecimiento del hombre.

El cadáver fue descubierto ayer al mediodía en una poza, después de que la Policía Local de Valldemossa, en las inmediaciones, siguiendo las indicaciones de unos testigos que días antes habían visto el turismo accidentado.

El vehículo parecía haberse despeñado entre la maleza por un terraplén de unos 400 metros, pero estaba vacío. No había nadie en su interior. Los investigadores no hallaron ni rastro del conductor, pero sí detectaron unos restos de sangre. El turismo se encontraba en un tramo montañoso con pendiente y el impacto que presentaba no era de gran magnitud, por lo que cabía la posibilidad de que el ocupante hubiera podido salir por sus propios medios del coche.

Los agentes intensificaron entonces la búsqueda en los alrededores del automóvil y poco después encontraron cerca de allí el cuerpo del hombre dentro de un pozo. El cadáver se encontraba a unos cien metros del Opel Astra negro siniestrado. Los investigadores sospechan que se trata de José Francisco Lozano Salar, residente en Palmanyola (Bunyola, cuya desaparición se denunció el pasado martes 6 de marzo, si bien hay que esperar a la confirmación oficial y a que hoy se le practique la autopsia en el Insituto de Medicina Legal de Palma.

La Policía Judicial de la Guardia Civil investiga las circunstancias de la muerte. Los agentes ayer se personaron en el lugar del hallazgo, una zona montañosa a las afueras de Valldemossa, en las inmediaciones de la carretera de la Serra (MA-10), a la altura del kilómetro 75.

Los investigadores manejan dos hipótesis: que el hombre hubiera sufrido un accidente de tráfico a las afueras de Valldemossa y, al salir del vehículo, desorientado hubiera caído en el pozo cercano de forma fortuita; o bien que se hubiera despeñado de forma intencionada con el coche y luego se hubiera precipitado a la poza. El hombre padecía un trastorno psiquiátrico, pero estaba en tratamiento. Policías, guardias civiles y voluntarios habían llevado a cabo un dispositivo de búsqueda en los últimos días para tratar de dar con el paradero del vecino.