"Olía a quemado y nos han dicho que teníamos que salir despacio y en orden, pero no hemos visto el fuego". Raúl celebraba ayer su décimo cumpleaños en el Palma Jump, un local de trampolines y colchonetas ubicado en el Polígono de Can Valero, en Palma, en el que había un centenar de personas, la mayoría niños, que tuvieron que interrumpir abruptamente la fiesta al declararse un incendio en el garaje subterráneo, en el que se almacenaban colchones, maderas y plásticos. El fuego provó una gran humareda que era visible desde gran distancia y obligó a una gran movilización de bomberos y policías. El desalojo del local se produjo sin incidentes y no hubo que lamentar daños personales.

Según explicaron algunos de los empleados de la empresa, en el momento en el que se declaró el fuego, sobre las seis y cuarto de la tarde, había un centenar de personas celebrando cuatro cumpleaños distintos en el local. La mayoría de ellos eran menores, de entre seis y quince años, acompañados por algunos adultos. "De repente hemos visto a los operarios correr", explicó Cati Amengual, la madre de uno de los niños, "y nos han dicho que saliéramos". Los padres y los empleados del local hicieron salir a los niños a toda prisa, muchos de ellos descalzos, y se refugiaron en un restaurante cercano o permanecieron en la acera de enfrente. "Hemos contado que no nos faltara ningún niño y toda ha ido muy bien, pero vaya susto hemos pasado".

Operativo de emergencia

Tras recibir los primeros avisos se puso en marcha un gran operativo de emergencia en el que participaron media docena de vehículos de los Bombers de Palma, dotaciones de la Policía Local y Nacional y ambulancias del 061, aunque los sanitarios no tuvieron que realizar ninguna asistencia. La Policía mantuvo cortada al tráfico la calle Textil, donde está el local, para facilitar el trabajo de los bomberos.

Cuando llegaron al lugar los primeros equipos de extinción se encontraron con una gran columna de humo que salía del garaje subterráneo del establecimiento. Este espacio era utilizado como almacén y allí se guardaban cajas de bebidas, pero también colchonetas de repuesto, plásticos y maderas, material muy combustible.

Los bomberos tuvieron que entrar con equipos autónomos de respiración en el interior del subterráneo. Las tareas de extinción resultaron muy complicadas a causa de la gran cantidad de humo acumulado. Una vez sofocado el fuego hubo que ventilar el interior del local. Los equipos de extinción estuvieron trabajando hasta cerca de las nueve de la noche.

Agentes de la Policía Científica realizaron posteriormente una inspección ocular en el interior del garaje, para tratar de determinar las causas del incendio.