El atracador fallecido en Porreres formaba parte de una banda que ya había cometido robos en varios pueblos de la zona, según cree la Guardia Civil. El modus operandi y el perfil de sus objetivos coincide con varios asaltos cometidos en los últimos meses en Llucmajor, Montuïri y otras localidades cercanas. Los investigadores seguían ayer intentando localizar al resto de miembros del grupo, formado por entre tres y cuatro personas.

Mauricio E.B., colombiano de 25 años, tenía varios antecedentes por robos y en la Colònia de Sant Jordi, donde vivía con un hermano, se había ganado fama de conflictivo. El vigilante de seguridad que el sábado lo encontró malherido en el chalé de Porreres tras ser tiroteado lo identificó enseguida. Lo había echado varias veces de un local de ocio por los problemas que causaba.

Con 18 años, el joven fallecido fue detenido por la Policía Local de Palma, junto a uno de sus tres hermanos, tras un enfrentamiento entre dos bandas latinas. Mauricio E.B., que pasó su infancia en Palma, se mudó hace unos años a ses Salines. Allí vivía con uno de sus hermanos, que en una ocasión llegó a echarle de casa. Durante los meses de verano solía trabajar como ayudante de cocina en restaurantes y bares de la zona.

El joven, según las pesquisas de la Guardia Civil, formaba parte de un grupo de delincuentes que había cometido varios robos, tanto con fuerza como con violencia, en varios pueblos del Pla y el Migjorn.

Los investigadores tienen claro que la banda no escogió al azar el chalé del camino de s'Olivar donde se produjo el atraco mortal. El hecho de que el dueño del chalé, un empleado de Banca March jubilado que acababa de vender su negocio de tragaperras, tuviera vínculos con ses Salines, donde vivía el fallecido, les lleva a pensar que los asaltantes tenían información sobre sus actividades.

Además, los ladrones ya habían actuado en esa vivienda a finales de diciembre y lograron a llevarse, con métodos violentos y bajo amenazas de muerte para no ser denunciados, 35.000 euros. "Vieron un filón en esa casa. Dos ancianos solos, en un chalé apartado... Para ellos era como ir al cajero automático", señala un investigador.

Las pesquisas de la Policía Judicial de la Guardia Civil apuntan a que en el asalto participaron cuatro personas. Dos irrumpieron en la vivienda y otros dos se encargaron de vigilar en las inmediaciones. Tras el tiroteo, los tres compinches del fallecido huyeron con los 10.000 euros logrados. Los agentes tienen pistas sólidas sobre la identidad de al menos uno de ellos. Tras el gran operativo desplegado el sábado en Porreres para localizarlos y capturarlos, ayer se llevaban a cabo discretas gestiones para seguir estrechando el cerco sobre ellos.