Dos vuelos interislas con Palma de origen o destino de la compañía Air Nostrum han sido alcanzados por un rayo en un plazo de diez días. Y en los dos casos no ha pasado nada, no se han producido víctimas ni consecuencia alguna para el pasaje pese a la potencia de la descarga, más allá del susto del momento por el destello y la obligada revisión posterior de las aeronaves.

¿Por qué los rayos no afectaron a los aviones ni a los pasajeros? Las respuesta se encuentra en el principio de electrostática denominado la jaula o el escudo de Faraday, formulado en 1836 por el físico británico Michael Faraday.

El primer episodio ocurrió el pasado 27 de enero, en un avión de la filial regional de Iberia que volaba de Ibiza a Palma. En pleno vuelo y a consecuencia de la tormenta un rayo impacto en el fuselaje del avión. Pero no ocurrió nada en el interior de la nave, más allá del perceptible destello que asustó a los pasajeros. El avión siguió su rumbo y aterrizó con normalidad a la hora prevista en el aeropuerto de Son Sant Joan.

No obstante, y pese a que tenía prevista una breve escala antes de proseguir su ruta hacia Maó, los mecánicos de Air Nostrum retuvieron el aparato antes de retomar la ruta hacia la capital menorquina para una revisión, con lo que acumularon retraso.

El episodio se volvió a repetir ayer martes con otro avión de Air Nostrum. El impacto de un rayo sobre la aeronave se produjo esta vez cuando ésta se encontraba en el aeropuerto de Son Sant Joan a punto del despegue, lo que obligó a suspender el vuelo que debía cubrir el trayecto Palma-Maó. Según confirmaron fuentes del aeropuerto de Palma, el avión tenía que haber partido a las diez y veinte rumbo a Maó, pero la obligada revisión tras el impacto provocó que vuelo fuera suspendido y los pasajeros recolocados en otros vuelos para que pudieran llegar a su destino.

El secreto de la jaula o escudo de Faraday que protegió a los pasajeros de Air Nostrum se resume en que el campo electromagnético en la región interior de un conductor es cero, anulando el efecto de los campos externos que puedan afectar al conductor. Es decir, los portadores de la carga se sitúan siempre en la zona exterior del conductor, por lo que la corriente eléctrica tendrá lugar en la misma región, el fuselaje y nunca penetrará en el interior.

El fuselaje de los aviones y también los tanques de combustible cumplen estas teorías formuladas por Faraday. Un rayo, por tanto, no puede provocar un accidente aéreo por sí solo, aunque sí causar daños importantes en el radar meteorológico de la nave, situado en el morro, lo que impide a los pilotos anticiparse en el vuelo a las turbulencias, las tormentas o el granizo, lo que sí puede provocar un incidente importante, de ahí la necesidad de revisar los aviones tras el impacto de un rayo.

Muchos dispositivos que empleamos en la vida cotidiana están provistos de una jaula de Faraday: los microondas, escáneres o cables. Otros dispositivos, sin estar provistos de una jaula de Faraday actúan como tal: los ascensores, los coches, los aviones. Por esta razón se recomienda permanecer en el interior del coche durante una tormenta eléctrica: su carrocería metálica actúa como una jaula de Faraday.