"Pálida, azul (cianótica), descontrolada y sin tensión". De esta manera se encontraron los facultativos del Ib-salut a Fátima Cherkaoui el 7 de marzo del pasado año. El personal sanitario acudió a recoger a esta mujer de 45 años, que se encontraba en una clínica de la calle 31 de Diciembre de Palma donde se acababa de someter a una liposucción que tuvo consecuencias mortales.

Los sanitarios, un médico y una enfermera, que atendieron a la víctima prestaron declaración hace unos días en el Juzgado de Instrucción número 3 que investiga esta liposucción mortal. Su testimonio es diametralmente opuesto al del cirujano y al anestesista, que declararon el 29 de junio en la sede judicial y descargaron toda la responsabilidad sobre el personal del ib-salut que acudió a la clínica.

La versión del médico y el anestesista que intervinieron a Fátima Cherkaoui ofreció muchas lagunas. Solo explicaron que la víctima había sufrido un paro cardiaco y lograron reanimarla y le administraron suero, entre otros líquidos. No explicaron a qué se debió la tardanza, estimada en más de dos horas, en llamar al personal sanitario del Ib-salut para que la trasladara en ambulancia a Son Espases.

En contraposición, el médico y la enfermera del Ib-salut que prestaron declaración hace unos días en el juzgado aseguraron que cuando llegaron a la clínica de la calle 31 de diciembre "nadie nos explicó nada". Su estado, según sus propias palabras era "muy, muy grave". Su principal preocupación entonces fue tratar de estabilizar a Fátima Cherkaoui para que el traslado a Son Espases se pudiera efectuar con unas mínimas garantías de que no falleciera en el trayecto.

En primer lugar, los facultativos tuvieron serias dificultades para coger la tensión a la paciente de la intervención de liposucción. Su vida pendía de un hilo y no conseguían dar con sus constantes vitales. Después de innumerables esfuerzos y la administración de adrenalina lograron dar con el pulso.

La víctima presentaba un nivel de hemoglobina de 4,7, cuando el nivel normal de una persona se sitúa en 12. Esta circunstancia obedecería a que Fátima habría sufrido una hemorragia masiva durante la intervención quirúrgica, que fue intentada paliar con la administración de suero. El resultado es que el plasma se habría diluido.

"Se les fue de las manos"

Desde el primer momento en el que trataron a la paciente, las asistencias sanitarias del Ib-salut era conscientes de la crítica situación. "La paciente presentaba los ojos midriáticos, que indicaban que había sufrido un daño cerebral", resaltaron los facultativos en la sede judicial.

Uno de los interrogantes que plantearon los facultativos era qué habían hecho con la paciente todo este tiempo antes de llamarles al cabo de, al menos, dos horas. El personal sanitario que acudió en la ambulancia del Ib-salut definió gráficamente el panorama desolador con el que se toparon, ante el reiterado mutismo del médico y el anestesista que intervinieron a Fátima. "Parecía un funeral", recalcaron.

El primer diagnóstico era que la paciente habría sufrido una embolia grasa, aunque se trata de un problema relativamente corriente que se suele remontar.

Según el abogado Rafael Martín Bueno de la Asociación de Víctimas de Negligencia Sanitarias (Avinesa), que representa a los hijos de Fátima, durante la liposucción se produjo "una punción de manera incorrecta" y "se les fue de las manos". El letrado resalta que esto respondería a que la hizo "un cirujano estético, no plástico".