El testimonio de su mujer, Rosario Rodríguez, resultó fundamental para esquivar a las fuerzas de seguridad en el primer acercamiento que estas mantuvieron con Abuín Gey. La esposa aseguró que había pasado junto a él la noche del 22 de agosto de 2016, día en que desapareció Diana Quer durante las fiestas de A Pobra cuando regresaba a su casa de veraneo.

Sin embargo, la presión policial, en la que se llegó a advertirla de que se le imputarían los mismos cargos que a su marido, provocó que la mujer cambiase ese testimonio el pasado sábado, durante los interrogatorios a los que fue sometida por parte de los agentes de la UCO.

Reconoció que podría haber confundido las fechas y que aquella jornada dejó a "El Chicle" ir "a ver un partido del Madrid", desconociendo lo que pudo hacer durante esa noche. También reconoció que no se encontraba con su marido en el asalto que protagonizó el pasado lunes a otra mujer en Boiro y que precipitó su detención.

Ese mismo día, a las 23.00 horas, Rosario quedó en libertad provisional aunque investigada por encubrimiento, una figura que no afecta a los cónyuges en condiciones normales, pero que se convierte en un delito en situaciones como el asesinato.

Distintas opiniones

Tanto en la parroquia rianxeira de Asados, donde apareció el cuerpo de Diana Quer, como en la de Taragoña, donde residía su presunto asesino, José Enrique Abuín, y en la de Leiro, donde reside buena parte de su familia, casi todos lo conocían o lo habían visto en alguna ocasión.

En cualquier caso sostienen que no se dejaba ver demasiado, y respecto a su forma de ser puede decirse que hay opiniones para todos los gustos, de tal forma que mientras algunos sostienen que "no era mal chico", otros declaran que "no inspiraba ninguna confianza".

La vivienda en la que residía "El Chicle" se sitúa en el lugar de Outeiro, pegada a la carretera autonómica que une Padrón con Ribeira. A unos cuarenta metros se encuentra el bar Pacheco, al que acudía "solo de vez en cuando", dicen que "apenas una docena de veces al año", para ver los partidos televisados del equipo de fútbol del que es seguidor, el Real Madrid.

"Pero cuando venía no hablaba mucho y se marchaba", explicaba uno de los clientes que ayer, como tantos otros, se encontraba a media mañana en el bar Pacheco -como sucedía en Asados en los bares Atalaia y Picón- conversando sin parar en relación con la aparición de Diana Quer y la detención del presunto homicida.

"Tengo hijos y nietos; si alguno de ellos hace algo parecido me gustaría que lo detuvieran y lo metieran en la cárcel para toda la vida", manifestaba otro de los clientes.

"Nunca se vio semejante animalada", declaraba en uno de esos bares una mujer que aseguraba haberse cruzado con "El Chicle" en alguna ocasión durante los últimos meses; "pero siempre trataba de evitar cruzar la mirada con él porque no me inspiraba confianza".

Allí mismo, al lado de la vivienda de José Enrique Abuín, los residentes explicaban que "era un hombre que tenía poco trato con la gente"; a lo que hay que sumar las declaraciones de aquellos que, aún viviendo a escasos metros, aseguraban no haberlo visto jamás. "Nunca tuvo problemas con los vecinos, pero se dejaba ver muy poco", concluye alguien que reside en la misma zona.