"Me hice la dormida, me tumbé en el sofá y, al poco tiempo de tener los ojos cerrados, él me quemó en la pierna y salté. Entonces, él me dijo 'qué lista eres' y me metió un montón de pastillas de Diazepam en la boca. Conseguí escupir dos". La víctima del violador de Capità Vila realizó ayer al mediodía un estremecedor relato ante el magistrado de Palma que instruye el caso. La mujer, de mediana edad, confirmó que fue agredida sexualmente en su casa en dos ocasiones agredida sexualmente en su casa en dos ocasiones por el joven sospechoso, una de ellas a punta de cuchillo. También fue atada de pies y manos, amordazada y sedada con fármacos antes de que le robaran y pegaran fuego a su domicilio.

Se salvó de una muerte casi segura, intoxicada por el humo del incendio. El sospechoso, Richard H.D., un joven veinteañero de origen francés que se había fugado del centro de menores de es Pinaret y que permanece en prisión provisional desde finales de octubre acusado de un rosario de delitos, dejó bien cerrado el piso de la perjudicada. "Hasta que no salí a la terraza, nadie detectó el incendio porque estaba todo cerrado", manifestó la mujer.

"Cuando él me daba las pastillas, me registraba la boca para comprobar que me las había tragado. Yo ya estaba KO", aseguró la víctima, que escupió varios comprimidos sin que el presunto violador la viera. Según su versión, el joven la golpeó en el rostro porque al día siguiente tenía la boca inflamada. "Noté como bofetadas en la cara", aclaró.

La afectada, adormilada por el efecto de los ansiolíticos, todavía recuerda el ruido del "mechero" que llevaba el acusado mientras daba vueltas por la casa y el olor a quemado. El joven pegó fuego al sofá en el que estuvo sentado y también quemó el colchón del dormitorio.

Momentos antes, el encausado, mientras recorría el domicilio con el mechero en la mano, se dirigió a la perjudicada. "Me dijo que una de las maneras de borrar las huellas es con fuego", destacó la mujer.

El aparatoso incendio en la vivienda de Capità Vila, que obligó a actuar a los Bombers de Palma, se produjo en la mañana del pasado 17 de octubre. La víctima ayer no pudo precisar el tiempo que pasó dormida mientras su casa se quemaba hasta que finalmente se despertó. "Al abrir los ojos en el sofá vi el humo muy espeso y todo negro. Pude sentarme y me di cuenta de que el lazo que me ataba los pies se había aflojado. Conseguí desatarme de los pies, pero las manos seguía teniéndolas atadas", indicó.

Como la moradora no podía abrir las puertas de casa al estar maniatada y, tras comprobar que todo estaba cerrado, se dirigió al cuarto de baño donde rompió el cristal de una ventana de un cabezazo. Así, tomó aire fresco y cogió fuerzas hasta lograr desatarse las manos. Luego, abrió la terraza de su casa y empezó a gritar. Intentó sofocar el fuego con una manguera y un vecino acudió en su auxilio.

La perjudicada ayer volvió a identificar de nuevo al sospechoso sin dudar en una fotografía. Recordó que el joven llevaba un tatuaje en el pecho y dijo que podía ir drogado. "Parecía un niño educado, con un acento nada extraño. Era un joven delgado, moreno (...) Me dijo que yo le caía bien, pero que me había tocado a mí", declaró la mujer. Según su versión, ese mismo día, el asaltante presuntamente sacó 600 euros con la tarjeta que le acababa de robar y, días atrás ya había entrado en la casa donde se apoderó de la televisión.

"Sacó las tarjetas de mi bolso. Me pidió el número PIN y se lo di porque me dijo que sabía que el banco estaba en la esquina y que si no le había dado la contraseña correcta iba a volver a matame", detalló la vecina de Palma.

La perjudicada explicó que todo ocurrió al amanecer. Ella dormía en su casa. Al despertarse, vio a un chico con un cuchillo. Él le exigió que guardara silencio. Ella trató de resistirse, pero el muchacho estuvo a punto de asfixiarla con el brazo. Al final, la víctima le dijo que iba a colaborar. Entonces, el la violó colocándole el arma blanca en el cuello. La ató de pies y manos por detrás con un cable y pañuelos. La amordazó, sedó y volvió a violarla, según declaró.